Un urbano con estilo propio
El modelo admite numerosas posibilidades de personalización, con los famosos «airbump» que le dan carácter extra
Dar el relevo al coche más vendido de la marca en todo el mundo es un reto muy importante. Un dato sirve para dar muestra de lo que significa el C3 para Citroën: desde el inicio de la vida comercial de la segunda generación del modelo, en el año 2012, se han vendido más de 3.500.000 unidades.
La apuesta de Citroën para esta tercera generación del C3 se basa en el código estilístico del Cactus, que tan buen resultado les ha dado. Y en el caso del «pequeño» de la familia, hay que reconocer que los «airbumps» o protectores laterales le sientan muy bien.
Más allá de cuestiones estéticas, hemos probado en profundidad el modelo con motor de gasolina PureTech de 82 CV (también hay un gasolina de 68 y otro de 110 CV y cambio automático). Esta versión intermedia da un correcto comportamiento tanto en carretera como en ciudad, sin que en ninguno de los dos casos se disparen los consumos. Nosotros hemos logrado una media de 5,1 l/100 km (4,7 l/100 km oficiales). Una única «pega» que le podríamos poner es cambio de marchas, de recorridos largos y tacto «blandito». La oferta mecánica se completa con dos motores diésel Blue Hdi de 75 y 100 CV. Todos ellos con fama de tener consumos muy reducidos, que parten de los 3,5 l/100 km homologados.
Pese a ser un coche urbano, cuatro pasajeros y sus maletas no van a tener ningún tipo de problema a la hora de acomodarse, con un maletero de 300 litros.
En el interior del coche, destaca su moderno y colorido diseño, acompañado por lo último en tecnología. Destaca especialmente la «Citroën ConnectedCam», una cámara situada en el retrovisor con la que se pueden realizar fotografías y vídeos y descargarlos en el teléfono móvil. Tiene además una función que en caso de accidente memoriza automáticamente los 30 segundos previos y los 60 segundos posteriores al mismo.