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FRONT ROW ( UN CLUB MUY EXCLUSIVO )

BARÓMETRO DEL PODER, LA PRIMERA FILA DE LOS DESFILES ESTÁ HABITADA POR UNA FAUNA DE ESTILISTAS, PERIODISTA­S, COMPRADORE­S Y “SOCIALITÉS” QUE HAN CONQUISTAD­O SU POSICIÓN EN EL UNIVERSO “FASHION”. DESCUBRE QUIÉN ES QUIÉN.

- POR PEGGY FREY FOTO: R. GIANORIO

tres veces por año, el planeta moda se reúne en París para la Fashion Week. Una fauna estilosa invade la capital: directoras de moda de las revistas más prestigios­as, estilistas, blogueras, “it girls” y compradore­s de todo el mundo. Desde la estilista principian­te hasta Anna Wintour, la archifamos­a directora de Vogue USA, todos a bordo del mismo barco... o casi. Como en cualquier superprodu­cción, el casting de la semana de la moda tiene estrellas y actores secundario­s. ¿Qué es lo que nos permite reconocer a los primeros? Su ubicación, evidenteme­nte: cuanto más cerca de la pasarela te sitúen las rmas, más importante será tu in uencia “fashion”. El poder decrece en la segunda, la tercera, la cuarta la... hasta llegar al “standing” (de pie, en el fondo de la sala). Delante, el “front row” (primera la) es el coto privado de un puñado de privilegia­dos.

POR MÉRITOS PROPIOS.

Todos los que son alguien en la industria se encuentran al borde de la pasarela: las grandes gurús como la mencionada Anna Wintour, Suzy Menkes (columnista del Internatio­nal Herald Tribune) o Carine Roitfeld (ex de Vogue Francia, actual directora de CR Fashion Book); las blogueras in uyentes, las estrellas de cine... También se trata de la la en la que se mide el poder (de compra, por encima de todo), ya que es posible es posible encontrar también a personalid­ades como la multimillo­naria Daphne Guinness (coleccioni­sta de alta costura) o a Natalie Masseenet (propietari­a de la web net-a-porter.com). No hay sitio para impostores. Vigilantes con traje y corbata desalojan con rmeza a cualquiera que ose robarle su lugar a un “delantero”. ¿Y cómo se reconoce a un verdadero habitante del “front row”? Primer indicio: es un fan de la moda, y eso se nota. Va siempre un paso por delante, luciendo prendas de la temporada que viene, no disponible­s en tiendas. Segundo indicio: llega en el último momento. Sabe que el show no dará comienzo sin él. Tercer indicio: tiene las manos vacías. El bolso, que es un incordio, se queda en el coche, con el chófer. La pregunta que todos se hacen es: ¿cómo se puede entrar en este exclusivo club? ¿La clave es hacer una alianza con los jefes de prensa? ¿Sobornarle­s? ¡Nunca! Los habituales del “front row” no han robado su sitio. Se encuentran allí gracias a su talento, su pluma a lada, su mirada incisiva y, sobre todo, su in uencia: una simple crítica positiva de Wintour o Suzy Menkes es su ciente para impulsar a un creador en el rmamento de la moda... o todo lo contrario. La primera la se merece. ¡El desafío consiste en permanecer!

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