HEREDERAS
TIENEN APELLIDO. TIENEN CARGOS DE RESPONSABILIDAD. PERO SOBRE TODO, SE HAN CONVERTIDO EN LA MEJOR IMAGEN DE LAS MARCAS DE LUJO. ESTA ES LA NUEVA GENERACIÓN DE MUJERES QUE TRAZAN EL DESTINO DEL GLAMOUR DEL SIGLO XXI. POR JESÚS CANO
Las grandes marcas del lujo buscan relevo... en femenino.
Se han convertido en la mejor imagen de sus marcas. Su apellido coincide, en la mayoría de los casos, con el del fundador. Trabajan en empresas familiares que cotizan en Bolsa y cuyos bene cios son cifras de seis dígitos. Ahí están las nuevas Swarovski, Rykiel, Missoni, Herrera... Son las herederas. Hablamos de Nadjia, Lola, Margherita o Carolina y Patricia. Las mejores portavoces para transmitir el “savoir faire” de la marca. El hilo conductor entre el pasado y el futuro. Por supuesto, no se trata de un fenómeno nuevo. Cuando en 1992 muere Emilio Pucci, es su hija quien se hace cargo del legado. Laudomia Pucci se ha mantenido como vicepresidenta y directora de imagen hasta hoy, pese a vender la marca al grupo LVMH en el año 2000. Y, si viajamos en el tiempo, nos encontramos en el camino con con Marie-Blanche, hija del conde Emilio di Pietro, al que apenas conoció, y de una humilde costurera, Jeanne Lanvin, que construyó un pequeño imperio con la ropa y los perfumes. Marguerite, conocida como “Marie-Blanche” heredó la “maison” –y parece ser que también el “saber hacer” de su madre– en 1946 y se mantuvo en la dirección hasta su muerte en 1958. Esta hija ya escribió su nombre en la historia de la costura, sin saberlo, mucho tiempo atrás, cuando apenas contaba con 10 años. Jeanne había diseñado una colección infantil inspirada en su niña. Y fue todo un éxito. Tanto, que sus clientas la empujaron a que lo intentara con una colección de mujer. Era 1909. Y empieza la leyenda. Una leyenda escrita en colores: el mítico “azul Lanvin”, “el rosa Polignac” –en honor a su hija Marie-Blanche– y el “verde Velázquez”. La anécdota: para conservar la exclusividad de sus tonalidads, Jeanne fundó su propio taller de tintados en Nanterre en 1923. Y el dato: a pesar de su amor por el color, se a cionó particularmente al negro, que consideraba como representante del “chic ultime” y que empleó durante toda su vida. Más recientemente, en 1978, Miuccia Bianchi Prada se pone al “volante” de la casa que su abuelo fundó a principios de siglo y que sus padres regentaban en la Galleria Vittorio Emanuele II de Milán. Hasta entonces, la tienda de sus padres era la última de sus preocupaciones. Su mundo eran la universidad, el teatro y la política. En aquella época, la casa milanesa tenía prestigio como proveedor de productos
Las mujeres de las nuevas generaciones transmiten y defienden los valores de su negocio con la misma convicción en comidas familiares que en consejos de administración.