¡Accesoriz ate!
SON EL LIFTING DE LA ROPA. ALIADOS PARA DAR UN GOLPE DE EFECTO, SON LA MEJOR FORMA DE ACTUALIZAR Y ALEGRAR CUALQUIER PRENDA CON FACILIDAD Y SIN EFECTOS SECUNDARIOS. LOS ACCESORIOS NO HACEN HONOR A SU NOMBRE, PORQUE SON ESENCIALES PARA UN LOOK PERFECTO.
Dos kilos! Hace unos días, mi hija de seis años salió de su cuarto con aproximadamente dos kilos de bisutería en el cuerpo (es decir, el 10% de su peso). Se había puesto encima todas sus “joyas”: collares de plástico en rosa y amarillo uorescente; anillos en forma de mariposas, ores y corazones; pulseras hechas en el colegio, compradas en la tienda de chuches, hilos de colores recuerdo del verano... Un arcoiris de plásticos y maderas que no resultaba “cool”, ni “minimal”, ni “trendy”, ¡ni cualquiera anglicismo “fashion” al uso!, pero que era sencillamente... alegre. Muy alegre. Y es que quizás ese exceso, ese “más es más” (y mejor...), ese derroche de colores y formas sea un buen antídoto contra el chaparrón (y entiéndase como metáfora de la famosa frase “con la que está cayendo...”). Porque, responda o no el bolsillo, las ganas de vernos guapas no nos las quita nadie. El deseo de salir espléndida, de estar radiante, de vestir algo nuevo que nos haga sentir diferentes... Ese ánimo no depende de la prima de riesgo, sino de la voluntad de dar un aire nuevo a nuestras vidas, independientemente del grado de rutina que se haya incrustado en ellas. Y a falta de presupuesto para poner el guardarropa patas arriba, ¿qué mejor arma de moda masiva que los accesorios? No nos engañemos: son irresistibles. Ya el hombre de Atapuerca se sorprendía ante la obsesión de su troglodita favorita por hacerse collares con el primer hueso de dinosaurio que pillara por banda. Y en estos milenios de evolución, las cosas no han cambiado mucho. Da igual que nos cubramos de diamantes o nos colguemos cápsulas de café espachurradas: el deseo de adornarse es tan antiguo como el primer ser humano. Y, en estos tiempos presididos por la austeridad, esa aspiración no solo no ha decaído, sino que se ha exacerbado. ¿O es casualidad que tanto la alta joyería como la bisutería apueste por collares que parecen sacados de un jardín de ores, pendientes grandes como candelabros o anillos que cubren tres dedos? ¡Si hasta los zapatos se llenan de joyas, cordones, pulseras y cadenas!
REGLAS DE USO
Llaman la atención
Parece una verdad de Perogrullo, pero es importante recordar que la mirada se va allí donde está el accesorio. Un buen collar atraerá la vista, hacia el escote, mientras que el cinturón marca, cómo no, la cintura. Un accesorio bien elegido sirve para resaltar, pero también para desviar la mirada de zonas que pre ramos mantener en segundo plano.
Han de ser cómodos
La caída, vista por millones de personas, de Jennifer Lawrence mientras iba a recoger su estatuilla en la gala de los Óscar muestra que no hay forma de ser elegante si no se está cómoda. Los más hermosos zapatos de tacón convierten a un cisne en un pato mareado si no ajustan bien, y el anillo más valioso deja de ser hermoso si va tan estrecho que parece atornillado en un dedo demasiado grande para su circunferencia.
Deben favorecer
Ha de ser la mujer quien lleve el accesorio, y no al revés. Ajustar el collar al largo adecuado, llevar los zapatos de la talla justa, no usar pendientes que alarguen las orejas como las de un hobbit... No solo la ropa debe ajustar como un guante, también los accesorios.
Conjuntados
Plata y oro suelen tener problemas de relación, al igual que las piezas muy grandes con las muy pequeñas. Los accesorios son divertidos dos cuando contrastan con la ropa, pero deben ir coordinados entre sí.
¿GASTO O INVERSIÓN?
“Solo el necio confunde valor y precio” es un dicho de plena actualidad. ¿En qué accesorios vale la pena invertir? Para saber si vale lo que cuesta hay que tener en cuenta el índice CPW, siglas del anglicismo “cost per wear”, o “coste por puesta”. Unos zapatos de saldo que te pongas dos veces pueden salir caros, mientras que unas bailarinas de Chanel que uses cuatro años, dos días por semana, pueden ser un chollo.
Básicos
Un gran bolso. Y no nos referimos al másá caro, pero sí a uno que diga “soy de calidad” por cada costado. Bien cuidado puede durar décadas. EEn caso de caprichos de alta gama, no hay que descartar rastrear por e-Bay o comprar en tiendas de segunda mano... siempre que sepas distinguir los bolsos auténticos de las imitaciones.
Zapatos de salón negros. Con tacón de aguja o tacón carrete; vertiginosos o casi planos... un par de zapatos negros bien hechos y mejor cuidados rematan a la perfección un look impecable.
Un gran chal. Mohair, cashmere... hay auténticos prodigios, velos ultra ligeros que abrigan y calientan como el más cálido edredón. Sirven como bufanda en invierno, como chaqueta en verano, como manta en los viajes y siempre como fuente de confort y placer portátil.
Guantes de cuero. Prácticos, elegantes e intemporales. ¿Qué más se puede pedir?
Pendientes de aro. Las criollas combinan tan bien con una camisa blanca y vaqueros como con un sastre o un vestido playero: nunca pasan de moda y favorecen a todos los tipos de rostro.
Caprichos
Las ganas de vernos guapas no nos las quita nadie. Ese ánimo no depende de la prima de riesgo, sino de querer dar otro aire a nuestras vidas.
Zapatos de colores. Son divertidos, efectistas, aportan un golpe de moda inmediato y hacen que cualquier mujer se sienta como Dorothy en “El Mago de Oz”. Sin embargo... visualmente, cansan rápidamente. Afortunadamente, hay marcas que permiten disfrutar de zapatos en los colores más disparatados sin que a la tarjeta le salga humo.
Collares XXL. Favorecen mucho y animan hasta al vestido más aburrido, pero llaman tantanto la atención que no se puede abusar de ellos. Eso sí, nada como guardarlos con cuidado: pueden recuperarse de forma regular cada tres o cuatro años.
Pendientes vistosos. Pueden protagonizar cualquier look, siempre que no salgan a pasear con demasiada frecuencia y se conviertan en dictadores.
Complementos para el pelo. Diademas, tocados, cintas, pasadores... Mercerías, tiendas “low cost” y hasta la sección de niñas de los grandes almacenes pueden ser excelentes –y baratas–ba fuentes de aprovisionamiento.
CÓMO AHORRAR SIN PERDER ESTILO
Óptica de calidad
Monturas divertidas y chollos de mercadillo... ¡Cuidado! Unas lentes de mala calidad no solo no protegen los ojos, sino que los ponen en riesgo, ya que engañamos a la pupila, que se abre y deja entrar más radiación ultravioleta de la que debería. Una buena opción para convertir cualquier gafa en un producto seguro es poner cristales en una óptica.
Chollos y descuentos
Son muchas las marcas que ofrecen oportunidades especiales para sus clientes, con promociones en los puntos de venta o través de la web. ¿El truco para no arrepentirse de la compra, por barata que sea? El mmismo que para sacar provecho a las rebajas: plantearte con sinceridad si compras por impulso o si la nueva adquisición será un amor eterno.
“Outlets” y mercadillos
De nuevo, el impulso nos puede jugar malas pasadas. Ir con una buena (y austera) amiga puede ser un cortafuegos para caprichos derrochones, igual que llevar una lista de lo que (de verdad) necesitamos. La próxima vez que estés ante una blusa blanca prácticamente idéntica a las otras que tienes respira hondo y piensa... ¿no te vendría mejor una roja?
Intercambios y alquiler
Fiestas, bodas, comuniones: este tipo de eventos puede causar un boquete en la economía más saneada. Las tiendas de alquiler de ropa no sólo son para smokings: hay algunas excelentes, como 24Fab,com. E intercambiar con amigas permite ahorrar dinero y ganar estilo.