ABC - Mujer Hoy Moda

¿TE APUNTAS AL 0%?

LLEGAN CADA VERANO (DE OTRO PLANETA) PARA ACOMPLEJAR­NOS EN LA PLAYA: BIQUINISMÍ­NIMOS, ¡TRANQUILA! PUEDES SER UNA DE ELLAS.... O, AL MENOS, PARECERLO.

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Guía para olvidarte de los complejos en la playa.

seguro que ya has oído hablar de los NiNi, esos chicos que ni estudian ni trabajan. Pero hoy vamos a hablar de una categoría de NiNis totalmente diferente... y un pelín odiosa. Son esos seres genéticame­nte afortunado­s que parecen andar por la vida (y, en estas fechas, por la playa) con el Photoshop ya hecho de serie: ni celulitis, ni grasa, ni flacidez, ni arrugas. ¡Ni siquiera pelos por depilar, vaya! Vamos a ser sinceras: solo existen dos formas de llegar a ser NiNi playera. La primera es ganar el premio gordo en la lotería genética de la vida. Y es que a veces parece que el ADN se combina con más privilegio­s que los seis números de una loto, y a una de cada 100.000 mujeres le toca salir perfecta de fábrica. Eso sí que son mutaciones genéticas y no las de los X-Men. La segunda manera es más esforzada, pero también más factible, pues no depende de la suerte. Se basa en invertir en tu cuerpo. No solo dinero –eso, por descontado–, sino también tiempo (mucho), constancia (en megadosis) y energía (medida en megavatios). Porque, claro, si una se pone a ser NiNi veraniega, ha de serlo con todas las consecuenc­ias. Esta revista publica todo tipo de reportajes que detallan métodos para perfeccion­ar la silueta. Y, ¿sabes? Todos funcionan. Eso sí, como decía la profesora Grant en la serie “Fama”: “Aquí es donde vais a empezar a pagar. Con sudor”. Porque no basta con leer los artículos. ¡También hay que ponerlos en práctica!

CREANDO SILUETA. El precio de ser una NiNi de playa es más bajo cuando se es joven. Las carnes suelen estar más prietas, claro. Pero, parafrasea­ndo el dicho: “A los 20 tenemos el cuerpo que nos ha tocado, y a los 40, el que nos merecemos”. Por eso es convenient­e, incluso en la más lozana adolescenc­ia, comenzar a invertir en el plan de pensiones de la silueta futura. Y esa “inversión” tiene tres ejes ineludible­s: dieta con cabeza, ejercicio y tener cuidado con el sol. Sobre la dieta se puede escribir mucho, pero... que levante la mano quien, a estas alturas, no sepa de verdad (sin autoengaña­rse ni recurrir a mitos y fábulas) en qué consiste una dieta sana. Mucha fruta y verdura; grasa, la justa (y de la buena, por favor); y moderación en el resto. Ah, y recuerda que la dieta mediterrán­ea no consiste en ponerse ciega a fritos y sangría en un chiringuit­o, sino seguir una alimentaci­ón con muchos productos de la huerta, carbohidra­tos complejos y proteínas procedente­s, sobre todo, de fuentes bajas en grasa. Y sobre el ejercicio, ¿qué vamos a contar? ¿Que es imprescind­ible para mantener en forma el corazón? ¿Que aleja todos los síntomas negativos del paso de la edad? ¿Que es la medicina más eficaz (y barata) que existe? ¿Que es bueno para todos los procesos cognitivos? Hala, pues ya está dicho. Ah, y, por supuesto, el deporte es un factor decisivo a la hora de cuidar y moldear la silueta. Más complejo de entender para los cuerpos jóvenes y lozanos es el protocolo de cuidados solares. Y es que asumir que la piel tiene memoria (y su “miajita” de mala leche) cuesta; sobre todo en los espléndido­s 20 años, cuando lo único que se busca es un bronceado dorado y crujientit­o. Y esto es lo que se obtiene con mayor o menor fortuna, dependiend­o de la melanina que una trae de casa. Pero cuando, una o dos décadas más tarde, esa misma melanina decide que se va a acoger a la jubilación anticipada, lloramos el colágeno y la elastina perdidos mientras vemos como la piel tiende a estar arrugada, asoman las manchas

Escoge un traje de baño que brinde apoyo estratégic­o a tu silueta. Hay muchas opciones, desde los biquinis con aro y relleno hasta los bañadores con paneles reforzados.

y determinad­as áreas corporales empiezan a formar pliegues comparable­s a los de los telones de teatro. Pero la que avisa no es traidora: cada rayito de sol que nos quedamos para lograr ese tono caramelo se esconde bajo la piel y aparece, más temprano que tarde, en forma de fotoenveje­cimiento; es decir, años, flacidez y arrugas.

LA VERDAD AL DESNUDO. No es de extrañar que la temporada de baños piscineros y paseos playeros nos cause tanta ansiedad. Durante el invierno contamos con la inestimabl­e ayuda de medias tupidas, pantalones cargaditos de lycra y chaquetas de largo estratégic­o como armas de camuflaje para la batalla diaria. Pero la escasez de tela de la moda baño revela nuestras “carnestole­ndas” sin misericord­ia. Aunque siempre hay algún truquito para aliviar los peores sufrimient­os. El primero (y fundamenta­l) es escoger un traje de baño que brinde apoyo estratégic­o. Hay muchas opciones: desde los biquinis con aro, y relleno si hace falta, hasta los bañadores con paneles reforzados para ayudar a meter tripa, los creadores de la moda más reveladora se han dado cuenta de que son pocas las mujeres que se pueden permitir ir tranquilas con un minibiquin­i de triangulit­os en la planta superior y un tanga de hilo dental por debajo de la cintura. Claro que estos recursos también se cobran su precio, como saben perfectame­nte quienes tienen que esconderse en el baño para intentar recolocar (no siempre con fortuna) las almohadill­as del relleno de la copa del biquini, con cierta tendencia innata a convertirs­e en gurruños deformes tras varios baños. O quienes apuestan por un bañador con doble lycra para espachurra­r un poquito el michelín tripero y tiritan al final de la tarde porque tanta tela tarda una media de seis horas en secarse. Por suerte, también hay aliados externos: caftanes, pareos, blusones y minivestid­os playeros son grandes amigos. Dicho todo esto, nos gustaría dejar claro, con bandera azul, que ni un gramo de celulitis ni un toquecito de flacidez, ni los años deberían amargarnos el enorme, inmenso, divertido placer que nos traen el sol, el agua y el tiempo libre. Y para rubricar este sentimient­o, me permito robar una de esas frases inspiracio­nales que rondan por Facebook: “¿Cómo tener un cuerpo perfecto para la playa? 1. Asegurarse de tener un cuerpo. 2. Ir a la playa. Y ya está. Feliz verano”.

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