Extremo oriente
ESTA TEMPORADA LLEGA CARGADA DE REFERENCIAS A LA RIQUEZA ESTÉTICA DE LOS I MPERIOS DE ORIENTE.
El embrujo de Indochina es una tendencia que bascula entre los ceñidos vestidos de Maggie Cheung en “In the Mood for Love”, la grandilocuencia de la China imperial y el Hong Kong neocolonial. La profusión de suntuosas sedas (de Dries Van Noten a Etro) se mezcla con tules y gasas etéreas de exquisitos bordados (Prada, Delpozo, Fendi). Pero la clave es posmoderna: una mezcla de estilos históricos, con los estampados florales como nexo común. Crisantemos y dalias japonesas compiten con dragones milenarios que salpican prendas –como en Cavalli– o en los planteamientos en los que insiste por segundo año Alessandro Michele en Gucci, que liga los referentes orientales a los 60.
Si Jonathan Anderson ya se rindió al influjo de Japón como inspiración para una colección de muebles para Loewe, el diseñador industrial Marcel Wanders hace lo propio con China con una vajilla, Blue Ming, para Vista Alegre, que ha sido nominada a los premios German Design Awards. Se encuentran también alusiones a la cosmopolita suntuosidad de las ciudades comerciales de oriente en la arquitecturara e, incluso, referencias a los cortes militares imperiales (Gaultier), o niponasnas (Jil Sander), y detalles “casual” que aluden a los tiempos de la revoluciónn cultural maoísta con la misma facilidad que al Japón de los amplios kimonos.onos.