SUSANA CRUZ
(SUMA CRUZ)
Para estar en el equipo de Susana Cruz hay que saber trabajar con esmaltes, con cristal y con metales, es decir, soldar, bruñir, esculpir... Además, hay que renunciar a tener una manicura decente. “Aquí vamos todo el día con delantal porque trabajamos con ácidos. Nuestro espacio de trabajo es más un taller mecánico que otra cosa”. Allí recibe a las clientas, “para que vean que efectivamente se hace todo a mano”. Ellas son novias de todas partes del mundo (Francia, Italia, Australia, Chile, países árabes…) que persiguen un toque de distinción. Habría que inventar un término nuevo para definir la obra de Suma Cruz. “Porque no son tocados”, afirma tajante. A falta de otro concepto más certero, podemos hablar de adornos para la cabeza o alta bisutería artesanal. Su seña de identidad es la mezcla de materiales (plásticos, metales, cristal, porcelana…). “Me gusta darle esa pátina de envejecido, trabajamos con oxidaciones brutales, hay piezas que parecen los restos del Titanic. Buscamos siempre algo diferente”. Otra característica de sus piezas es que son muy versátiles: “Por ejemplo, una diadema que se desmonta en dos peinetas, que se pueden usar en el día a día”. Además de los trabajos a medida, Suma Cruz tiene dos colecciones prêt-à-porter, Esencia y Botánica, con piezas más asequibles.