9. EL AGUA FRÍA CIERRA LOS POROS
QUÉ MÁS QUISIERAS. Por desgracia, el tamaño de tus poros viene determinado por una serie de factores totalmente ajenos a tus deseos. Entre ellos, tu tipo de piel (si es grasa tiende a acumular más sebo en ellos y, por tanto, a que se abran más), tus genes y tu edad. Según nos hacemos mayores, tenemos la sensación de que aumentan de tamaño. Es porque la flacidez y la pérdida de firmeza en la piel también les afecta y, además, al perder elasticidad es más complicado mantenerlos cerrados. Pero si un baño de agua helada bastara para recuperar los volúmenes de tu rostro en su sitio, la vida sería mucho más fácil, desde luego. Lo que sí puedes hacer para mantenerlos a raya es establecer una rutina de limpieza seria, que permita reducir la acumulación de sebo y suciedad en su interior.