ABC - Mujer Hoy

Ahora lucha por las africanas: “Hay que darles poder económico”.

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Sudáfrica también me pertenece a mí y soy tan responsabl­e como cualquier otro de que se corone con éxito –reflexiona Machel–. Es evidente que no todos estaban de acuerdo. Hubo momentos de tensión y hasta asesinatos, pero lo que nadie discutía era su autoridad moral. Incluso cuando no lograban acercar posturas, todos sabían que él era la mejor persona para ese puesto, la única capaz de aunar todos los esfuerzos”.

Le pregunto cómo estaría viviendo su esposo la actual situación del país, cuyo anterior presidente, Jacob Zuma coincidió con Mandela en prisión. Zuma dejó el cargo en diciembre de 2017 envuelto en varios escándalos de corrupción, entre ellos, utilizar unos 12 millones de euros de dinero público para las obras de ampliación de su casa, que incluyeron la construcci­ón de un anfiteatro y de una piscina (necesaria, a su juicio, porque servía como “cortafuego­s”), pero también fue acusado de amiguismo y de la mala gestión que ha sumido al país en una de sus peores crisis.

Seguro que Mandela estaría hoy consternad­o por la actuación de Jacob Zuma, ¿no le parece?, pregunto a su viuda. “No creo que nadie sea capaz de responder a esa cuestión –responde Machel–. Tras dejar la Presidenci­a, Madiba tomó la decisión de no interferir en asuntos de Estado y fue muy escrupulos­o a la hora de cumplirla. Veía las noticias y, si había algo que le preocupase particular­mente, acababa encontrand­o una forma muy discreta de abordar el problema con los líderes 26 | ELFUTURO DEL CONTINENTE políticos en cuestión”. En los últimos años, Graça hizo además de parapeto para que a su marido no le llegaran informacio­nes que pudieran perturbarl­o. “Estaba viejo y cansado, y yo no quería que sufriera. No había nada que él pudiera hacer –confiesa–. Por eso, cuando aparecía algo que le iba a molestar, siempre encontrába­mos la manera de evitar que leyese el periódico o que viese las noticias de televisión”. A veces, incluso, se trataba de informacio­nes sobre su propia familia. “Por eso cuando saltaron los problemas, decidimos resolverlo­s dejándolo a él al margen”, reconoce su viuda.

Una de las tragedias de sus últimos años fue, precisamen­te, la disputa familiar sobre temas económicos y sobre quién debería reemplazar­le como jefe del clan. Estando gravemente enfermo en el hospital, su hija mayor denunció al mayor de los nietos por haber exhumado en secreto los cuerpos de tres hijos de Mandela del panteón familiar. La cárcel destruyó al clan Machel señala que los 27 años que Nelson pasó en la cárcel acabaron haciendo mella en todo el clan: “Cuando entró en prisión, sus hijos eran pequeños y crecieron sin él. Luego, cuando salió, todos eran adultos y habían formado sus familias. Él quiso ejercer su autoridad, pero eso ya no era posible”.

No quiere entrar en polémicas sobre los rumores que apuntan a una pelea con Winnie, su anterior mujer –quien se refirió a Graça como “la concubina”–, ni de cómo el resto de la familia le hizo el vacío tras la muerte de Madiba. Sin embargo, el verano pasado, cuando el médico Vejay Ramlakan escribió un libro en el que daba detalles sobre los últimos momentos del líder y especifica­ba que solo Winnie estuvo a su lado junto a la cama al final, Machel amenazó con ponerlo en manos de sus abogados. Poco después, la editorial anunció que “retiraba inmediatam­ente” el libro por respeto a la familia.

Proteger el legado de su marido no es el único desafío al que Machel ha tenido que enfrentars­e desde su fallecimie­nto. Hace dos años recibió la noticia de que su única hija, Josina, estaba en el hospital tras haber recibido una brutal paliza de su novio que, entre otras cosas, le había reventado un ojo. Tras un sinfín de operacione­s, no pudieron salvar la vista de ese ojo, y Graça apoyó a su hija en una batalla legal contra Rufino Licuco, el hombre de negocios mozambique­ño que la maltrató. En febrero, él fue sentenciad­o a tres años de prisión y a pagar una indemnizac­ión de dos millones de euros. Pero, al ser su primer delito, la sentencia quedó en suspenso durante cinco años.

Graça Machel está decidida a consagrar sus próximos años a la defensa de los derechos de la mujer. La antigua guerriller­a está embarcada en otra lucha de liberación. “África necesita abrirse a una nueva era emancipato­ria, una era que pasa por dotar de poder económico a las mujeres”, sostiene convencida.

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Junto a un grupo de estudiante­s en Maputo, capital de Mozambique, en junio de 2006, cuando estaba al frente de una ONG dedicada al desarrollo de las comunidade­s. Como ex primera dama de ese país –además de serlo también de Sudáfrica– Machel nunca ha...

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