ANTES Y DESPUÉS de una oreja
Mujerhoy. Empezó reconstruyendo mamas... Dra. Françoise Firmin. Así es, pero después de 15 años en reconstrucción mamaria, empecé a reconstruir orejas. Creo que la obsesión por reproducir esos relieves tan complicados tiene que ver con mi faceta como escultora. Y siempre habla de la emoción que supone operar a un niño que ha nacido sin orejas o con malformaciones en ellas. Ver el reconocimiento del niño y de los padres es siempre un momento de gran emoción para mí. Los padres pueden llevar años esperando esa reconstrucción y yo siento que no puedo decepcionarles. Estas esperas pueden resultar muy estresantes… A los padres les cuesta mucho aceptar que hay que esperar a que el niño tenga nueve o 10 años, pero no podemos actuar antes porque la oreja debe tener un tamaño adecuado y porque el tórax debe estar lo bastante desarrollado como para extraer suficiente cartílago para poder realizar la reconstrucción. ¿Pueden conllevar sordera las malformaciones de las orejas? En ocasiones pueden afectar si falta el conducto, aunque el nervio auditivo sea normal. En esos casos, los sonidos se transmiten, pero con muy baja intensidad. Si el problema es bilateral, y no hay conducto auditivo, el niño debe llevar un aparato de audición cuanto antes, con el fin de que consiga una buena adquisición del lenguaje.
La doctora Firmin dibuja primero una oreja normal sobre un calco transparente y utiliza la copia para reproducir una maqueta tridimensional a partir de segmentos de cartílago de costilla extraída al propio paciente. Un molde de oreja normal permite copiar los relieves de forma precisa. Aunque la técnica es eficaz, el futuro augura cambios radicales. La ingeniería de tejidos, que permite fabricar tejido humano a partir de células, materiales de ingeniería y factores bioquímicos, anuncia ya nuevos métodos. Es muy probable que los cirujanos del futuro sonrían al recordar a una cirujana que extraía cartílago costal para fabricar a sus pacientes la oreja que les faltaba. ¿Qué anomalías son las más comunes? Cada caso es diferente. Puede afectar solo a una o a las dos orejas o estar asociadas a otras anomalías de la cara, por ejemplo de la mandíbu- la, de las órbitas oculares y otras aún más complejas. En esos casos, el trabajo en equipo con cirujanos especializados es esencial. Por eso hace 10 años formamos el grupo DAMMA [siglas de Deforma- ción Auricular Mandibular y Malformaciones Asociadas], con objeto de ver a esos pacientes de forma conjunta. ¿Y qué es importante en la reconstrucción de la oreja? Me parece esencial utilizar un soporte con tejido humano. Los materiales sintéticos no dan buenos resultados. El cartílago de las costillas del propio paciente ha demostrado ser el mejor soporte. La extracción deja una cicatriz de unos seis a ocho centímetros, pero el tórax no queda deformado. ¿Por qué no dan buenos resultados los de material sintético? Porque, para el organismo, ese material es un cuerpo extraño. Al final da muchas complicaciones difíciles de resolver. ¿Cómo se desarrolla la operación en sí? Por lo general, se requieren dos intervenciones. En la primera colocamos bajo la piel de la zona auricular la maqueta de cartílago de la costilla, que reproduce los relieves que le faltan a la oreja. En la segunda, extraemos la oreja ya reconstruida y creamos el espacio posterior. Hay que dejar pasar de cuatro a seis meses entre las dos intervenciones. ¿Las amputaciones por accidentes o tumores se tratan igual? Los relieves se reproducen también con cartílago costal, pero el recubrimiento depende del estado de la piel. Hay que analizar cada caso. Siempre digo que, para reconstruir una oreja, hay que tener buen ojo y ser creativo. ¡Un trabajo de escultor!