Evitar errores
El ejercicio de la función paterna es delicado y complejo. Se desarrolla bien cuando el hombre no teme a sus sentimientos ni a la feminidad. La función paterna no solo le corresponde a él, sino que es introducida por la madre, que pone límites al hijo y le deja separarse.
La imagen mental que tanto el hijo como la hija tienen de su padre va cambiando desde la infancia hasta que llegan a la adolescencia. Al hijo le cuesta aceptar las carencias del padre. Hay un padre imaginario que todo lo puede y otro real que tiene límites.