EN NUESTRO PAÍS, TODOS LOS PRESENTADORES DE TELEDIARIO TIENEN MÁS DE 50; ELLAS RARA VEZ ALCANZAN LOS 40.
Pero, ¿quiénes toman estas decisiones? ¿Los directores de los servicios informativos?, ¿los directores de casting? “Somos acompañantes, el adorno –confirma María Rey–. Al final, quien decide que las mujeres enseñen los brazos y lleven vestidos de lycra no es la estilista que pone los vestidos en las perchas, sino la persona ante la que responden, que suele ser un hombre. El criterio que rige en las decisiones es invariablemente masculino y marca que las mujeres tienen que ser atractivas y transmitir, sobre todo, una imagen sexual. Por eso en televisión no hemos vivido la progresión que sí han experimentado las mujeres en otros sectores. De hecho, vamos hacia el modelo italiano, en el que, cuando decae el atractivo sexual de las periodistas, desaparecen: de las pantallas y de la toma de decisiones”, añade la expresentadora de Antena 3. “Zagalas de buen ver” Visibilicemos a uno de estos hombres con poder: Francisco Martínez Campos, jefe del Departamento de Control de Servicio Público de la televisión pública de Murcia. El pasado mes de marzo, Martínez Campos escribió un artículo en un diario digital en el que se refería a sus empleadas, presentadoras de los informativos regionales, como “zagalas de buen ver”, e incluso llegaba a decir de una que le gustaba “sobre todo cuando habla de pie, por sus caderas poderosas y su estatura inalcanzable” y, de otra, que “además de guapica tiene una forma de ser que me pone. Es como una de esas nurses inglesas que enamoran a sus protegidos pese a sus férreas formas”. Impresiona la normalidad con la que estos hombres convierten cuerpos en objetos. Tras las quejas, fue destituido.
María Rey lo explica aún más claramente: “Mientras ellos representan a la sociedad, a hombres normales, a nosotras se nos exige que estemos muy por encima de la media. En los 30 años que llevo en la tele, jamás un hombre ha dejado de aparecer por un criterio basado en su físico, mientras que las mujeres tenemos que escuchar cosas como: “Si engordas un kilo más, te quito de pantalla”.
Lo que nos estamos jugando aquí es lo que Catherine Hakim, socióloga vin-