ELRARITODE TINDER QUENO TIENEWHATSAPP...
Si os digo que me ha tocado el rarito de Tinder, vosotras pensaréis, “menuda novedad”, y con razón. Tinder es territorio de frikis. Pero por esa misma razón el propio concepto de rarito ha cambiado. En un ecosistema donde un señor que busca pareja escoge como foto de perfil su imagen de hombre acompañado de señora de buen ver, ser rarito implica otras cosas. Yo he tenido la suerte de cruzar mis pasos con una verdadera rara avis. A Javi, digamos que así se llama, lo conocí por las vías habituales, pero nos saltamos los preliminares de Whatsapp y quedamos directamente. Así lo quiso él. A estas alturas saltarme el Whatsapp me parece una terapia experimental de uso compasivo, pero por curiosidad acepté. Durante las dos horas que duró el encuentro no sacó una vez el móvil, no miró Whatsapp, no le llegó un mensaje, no hubo interferencias de ninguna naturaleza. Estuvo todo el tiempo concentrado. Y esto es taaan del siglo XX.
Yos despedimos y preguntó sin ninguna maniobra de ocultamiento si nos veríamos otro día. Como me vio entusiasmada, me dijo que me daba su número de teléfono. Y ya aquí me pareció raro que se pusiera a apuntarlo en una servilleta con un boli. Lo suyo es hacer una llamada perdida, pero lo que me dejó muerta fue leer aquel papel. La criatura me estaba dando un teléfono fijo. Un fijo. En ese momento todas mis alertas se dispararon ante la inminente situación de peligro. Sin embargo, mis horas de vuelo en Tinder me hicieron parecer relajada: “¿Esto es un fijo?”, pregunté con candor. “Sí, no tengo móvil”. Mis piernas temblaron.
Y cómo te conectas a Tinder?”, pregunté con pretendida indiferencia. Me explicó que un buen amigo con móvil le había abierto la cuenta y la gestionaban a pachas desde su teléfono. “Te hemos elegido entre los dos”, comentó entusiasmado. Y ante mi cara de “hola, eres un serial killer” lo arregló (creía él) diciendo que solo era el principio, que a partir de ahora hablaríamos por el fijo.
El rarito pretendía que tuviéramos largas charlas por una línea fija cuando mi intención era gestionarlo por Whatsapp. ¿Cómo se relaciona uno con un ser humano que no tiene Whatsapp y que no es tu abuela? ¿Quién quiere privarse de usar un emoji ante un asunto difícil? ¿Quién quiere que del otro lado del teléfono alguien compruebe que te has quedado en silencio? El fijo es un dispositivo peligroso al que no hay que regresar.
No he vuelto a ver al rarito de Tinder. He de decir que mi móvil ha registrado llamadas del mismo fijo, pero no he contestado. Seguro que eran de una teleoperadora. No volver a saltarme los preliminares de Whatsapp. El teléfono fijo debe desaparecer.