LAS MUJERES QUE VIVEN EN PAREJA SE ENCARGAN DEL 76% DEL CUIDADO DE LOS HIJOS Y DEL 74% DE LAS TAREAS DEL HOGAR.
llaman ya muchos expertos porque el término se ciñe con mayor precisión a la realidad. En España hay casi dos millones de familias de este tipo, el 82% con una mujer al frente, sin otro adulto con quien repartir las tareas domésticas.
“Las madres solas con hijos lo pasan mal y consiguen salir adelante con verdaderos obstáculos logísticos y económicos, especialmente si no cuentan con una red de apoyo familiar y social. El 36% de ellas afirma que no puede contar con nadie cuando surge un problema”, señala el informe Más solas que nunca, realizado por la ONG Save the Children.
La economista Laura Sagnier, autora del estudio Las mujeres hoy (Deusto), ha pasado cuatro intensos años analizando la vida de un grupo de mujeres que representa a 15 millones de españolas para saber cómo son, qué piensan y cómo se sienten. Llama “madres coraje” a las que están al frente de hogares monomarentales: el 94% trabajan fuera y, además, se ocupan prácticamente solas de las labores de la casa y de la educación de sus hijos. Pocas recurren a algún tipo de ayuda externa remunerada. La mitad manifestó en el estudio que su vida se encuentra por debajo (o muy por debajo) de las expectativas que se habían creado y el grado medio de felicidad entre quienes viven en esta situación es una de las más bajas de toda la muestra. El compañero inexistente Pero el reparto de tareas también sigue muy desequilibrado en los hogares con dos adultos al frente. Cuando viven en pareja, ellas realizan el 76% de los quehaceres relativos al cuidado y la educación de los hijos. Y, al ritmo al que se están incorporando los hombres a este asunto, faltan dos o tres generaciones para que la labor de padres y madres se iguale. En cuanto a las tareas del hogar, ellas se encargan del 74% y solo un tercio de las parejas se considera equilibrada. Traducido a tiempo: ellas le dedican cuatro horas y 45 minutos diarios y ellos, la mitad: dos horas y 34 minutos por jornada.
La dibujante francesa Emma Clit ya le había puesto nombre a aquello que le pasó a la bloguera australiana. En un cómic titulado Fallait demander (algo así como “me lo podrías haber pedido”), que en España se ha editado como La carga mental (Random House Mondadori). Clit muestra escenas cotidianas que reflejan cómo nos cuesta pasar por alto una cesta de ropa sucia o una nevera sin leche para el desayuno, y cómo a ellos no les sucede igual. “Si le pido a mi pareja que ordene la mesa, hará eso, ordenar la mesa. Y punto”, asegura Clit. Nosotras enlazaremos a esa varias tareas, porque las mujeres no pueden dejar de funcionar en modo “tengo que”.
Clit tiene 200.000 seguidores en Facebook y se define como “feminista de lo cotidiano”. Su radiografía, divertida y triste a un tiempo, ha señalado con el dedo el malestar de las agotadas mujeres de este siglo. “Esa carga mental hace que perdamos independencia, libertad y poder”, asegura.
Pero, ¿por qué las mujeres asumen ese papel de hiperadministradoras? “Primero, porque a la sociedad le interesa que sigan haciendo ese trabajo gratis”, responde la dibujante. La psicóloga María Jesús Álava-Reyes añade: “Muchas mujeres son profesionales y quieren huir por completo del perfil del ama de casa tradicional. Pero, debido a la presión y el afán de perfeccionismo, acaban | 27