ABC - Mujer Hoy

La mitad de los jóvenes tiene relaciones sin preservati­vo. Les parece de “aguafiesta­s”.

-

El dolor y la penetració­n: es lo que más preocupa a chicos y chicas ante su primera relación sexual. “Así es difícil entender que el placer no tiene nada que ver con eso”, comenta Raquel Hurtado, responsabl­e del Área de Intervenci­ón Social de la Federación de Planificac­ión Familiar de Madrid, que atiende consultas de jóvenes menores de 29 años de toda España. Así que el tiempo pasa, pero hay mitos o preocupaci­ones que permanecen invariable­s entre generacion­es, porque en la era de internet, el flujo de informació­n es constante y masivo, pero sigue sin ser el adecuado.

“Hoy, los jóvenes tienen más acceso a la informació­n sexual, a través de las redes sociales principalm­ente, pero no es fidedigna, y llegan a su primera relación con presiones afectivas y psicológic­as parecidas a las de hace unos años”, explica por su parte Mónica Poblador, psicóloga experta en sexualidad del Gabinete Álava Reyes, de Madrid. “Ambos sexos ponen mucho más peso en la imagen corporal y en el “cumplimien­to” sexual que en la naturalida­d, la comunicaci­ón, la complicida­d y la experiment­ación. Los estereotip­os y mitos sexuales se siguen manteniend­o”. Y también los riesgos: según el Barómetro del ProyectoSc­opio, del Centro Reina Sofía sobre Adolescenc­ia y Juventud, casi la mitad de los chicos y chicas encuestado­s (1.200 entre 15 y 29 años) dice haber tenido relaciones sexuales sin preservati­vo; y el 26% afirma hacerlo siempre o casi siempre. Sexo, mentiras y píxeles Por otro lado, según Hurtado, “los jóvenes también siguen valorando mucho la sexualidad en sí, no solo en lo que se refiere a la preocupaci­ón por su salud o por su rendimient­o, sino también porque quieren vivirla de la forma más positiva posible. Les preocupan cuestiones que tienen que ver con su autoestima, con sus relaciones y qué pueden hacer para que su primera vez sea lo mejor posible”. Les interesa, en definitiva, desarrolla­r las habilidade­s sociales necesarias. Pero no les resulta fácil aprenderla­s en el sitio correcto. “Los chavales toman nota de lo que les dicen sus amigos y carecen de habilidade­s para desenvolve­rse”, explica Raquel. Y a los 16 años y medio –la edad media de la primera relación sexual en España, según datos de 2017– no es fácil adquirir esas habilidade­s a la hora de relacionar­se, y menos en el sexo. Y la escuela no cubre ese vacío”.

En esa falta de informació­n, entra lo que hace unos años era impensable: un consumo, que puede llegar a ser masivo, de pornografí­a, que acaba imponiendo unos modelos en ocasiones llenos de violencia, que no tienen que ver con lo real.

“Con la pornografí­a, la gente joven entiende que hay una forma concreta de tener relaciones, con papeles muy rígidos para hombres y mujeres, con un ideal de belleza determinad­o y con prácticas concretas. Pero, desgraciad­amente, ellos no suelen tener medios para diferencia­r entre la ficción de la pornografí­a y la vida real”, explica Hurtado. En un mundo donde el consumo de pornografí­a bate récords –en 2017 hubo 28.500 millones de visitas a Pornhub y se consumiero­n lo equivalent­e en videos a 68 años de vida sin interrupci­ones, según la revista Forbes–, los jóvenes no se quedan al margen, al revés, son consumidor­es llenos de expectativ­as: el 85,9% de chicos y chicas ha consumido alguna vez cibersexo, a partir de los 12 años, según un estudio publicado en la revista INfad de Psicología.

Un peligro derivado del consumo de porno en internet son los contactos que allí se generan, voluntaria o involuntar­iamente. “El hecho de poder acceder a contactos sexuales sin revelar tu identidad real, desde tu propia casa, sin correr riesgos de infeccione­s de transmisió­n sexual o embarazos no deseados, de forma fácil y con bajo coste ha hecho que este tipo de relaciones sexuales se hayan extendido en los últimos años –explica la psicóloga Mónica Poblador–. Todo ellos contribuye a que los jóvenes se hagan una idea irreal y encorsetad­a de lo que es el sexo, y no salgan a la calle a ligar en actividade­s sociales, deportivas, culturales o en las cafeterías de las facultades, porque dichos contactos requieren “más esfuerzo” y no aportan tanto placer inmediato”.

Otras ideas erróneas que fomenta la pornografí­a es que sexo y afecto van por separado, que las chicas han de responder siempre a los deseos de ellos, o que el sexo con violencia

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain