La locura contra las FALDAS
Eso es una cosa. Otra cosa es que las faldas estén prohibidas en las escuelas, lo que me parece, francamente, una idiotez. Y agregaría, además, que es un tipo de idiotez que solo un hombre podría proponer. O, al menos, alguien que no tiene muy claro que los cuerpos de las mujeres son más… tridimensionales que los de ellos.
Tal vez no lo sepan, pero para muchas mujeres es horrible intentar meter la mitad inferior en dos simples tubos de tela y una cinturilla estándar. En consecuencia, la compra de pantalones es ampliamente considerada como una de las actividades más estresantes en la vida de una mujer. La mitad de las tías que ves tomándose una caña un miércoles por la tarde se ha pasado las últimas seis horas entre probadores manteniendo una singular batalla contra los pantalones que no les sientan bien. ¡Ah, esos elásticos tan apretados que convierten un michelín en muchas pequeñas lorzas! Así que no: hasta que la tecnología del pantalón avance, seguiremos optando por una falda preciosa y relajada, una simple pieza de tela que cubra todos los problemas potenciales con un gesto relajante, como tirar una toalla sobre la jaula de un loro loco.
SI A MÍ ME HUBIERAN
forzado a usar pantalones en la escuela, me habría pirado fingiendo tener la regla tan a menudo que los maestros me habrían entregado folletos sobre la endometriosis o habrían montado un crowdfunding para hacerme una histerectomía. La naturaleza me ha bendecido con una considerable “mochila”, y mi adolescencia ya fue lo suficientemente difícil sin un montón de tarados burlándose de mi entrepierna. De hecho, no usé pantalones hasta los 27 años, que es el tiempo que tardé en encontrar unos que me parecieron medianamente aceptables. Para ponerlo en contexto, pasó menos tiempo entre que los rusos pusieran un perro en el espacio y Neil Armstrong aterrizara en la Luna.
Por eso, si yo fuera un niño de género neutro o una joven trans, me harían un flaco favor prohibiendo las faldas. O sea, ¿de verdad vais a prohibir una prenda asociada a la feminidad? ¿La ropa que usamos las mujeres os parece peligrosa o inútil? Vaya. Pues, siguiendo ese patrón, un sujetador debe de ser radiactivo ocontagiar la lepra. ¿No es horrible la presunción de que las “cosas de niñas” deben ser erradicadas para que nadie se sienta incómodo?
La solución al tema del género en la vestimenta no puede ser limitar las opciones, sino ofrecer más. Algunas chicas querrán trepar a los árboles en pantalón, y algunos niños dar las clases de economía doméstica en pareo. Por favor, autoridades del sector educativo británico, no obliguéis al próximo RuPaul a usar pantalón gris. Y sobre todo, y esto sí que es de máxima urgencia, dejad de decirle a las chicas lo que tienen que ponerse.