LAS PRISAS ESTRESAN TU ESPALDA
No solo los esfuerzos físicos pasan factura a tu columna vertebral, la carga mental también cuenta. El estrés crónico produce dolor cervicodorsal y lumbar, entre otros factores, porque el agotamiento mental afecta a la coordinación que existe entre los músculos abdominales y la musculatura paravertebral (que son los grupos musculares implicados en mantener el equilibrio durante el movimiento), lo que nos hace más propensos a sufrir contracturas. Y lo peor es que ese mismo estrés hace que nuestro umbral del dolor descienda, así que esas contracturas nos duelen aún más, o al menos eso afirma un estudio publicado en la revista Pain.
Lo que necesitas
Cualquier hobby que te relaje te vendrá bien. Dedícate tiempo a ti misma y tu espalda te lo agradecerá. Pero si tu estrés es crónico, necesitas algo más: pide ayuda a un psicólogo para que te enseñe estrategias que te ayuden a manejar esas situaciones que te están desbordando antes de que el problema afecte a tu salud. Aunque el mejor consejo, tanto si estás sufriendo un momento de agobio puntual como si es un problema de largo recorrido, es que no renuncies a la actividad física: moverte es tu mejor baza para prevenir el dolor, favorecer el descanso y relajarte, todo en uno.