1. ACEITE DE COCO
Es el más controvertido del año. De un lado se encuentran celebrities como Gyneth Paltrow que lo usa para todo, desde enjuagarse la boca a mantener la línea; y de otro, expertos como la dra. Karin Michels, de la Universidad de Harvard, que asegura que es “puro veneno”. ¿Quién tiene razón?
LO QUE OFRECE: hay estudios que relacionan el consumo de coco (entero) con beneficios para el organismo, pero, y ahí está el truco, no es lo mismo comer coco que tomar su aceite. “El aceite de coco es rico en grasa saturada y, aunque también aporta triglicéridos de cadena corta y media que no se asocian con mayor riesgo de obesidad o de enfermedad cardiovascular, hay suficiente evidencia científica como para decir que su uso habitual es perjudicial desde el punto de vista cardiometabólico, puesto que incrementa la ingesta de grasas saturadas en la dieta”, expone el dr. Ramón de Cangas. De hecho, la American Heart Association compara este aceite con la mantequilla por su contenido en grasa saturada. Tenlo en cuenta.
¿LO COMPRAMOS? Si lo vas a usar muy de vez en cuando, puedes hacerlo. “Resulta útil en repostería para reemplazar a la margarina. Esta aporta grasas trans y el aceite de coco, ácidos grasos saturados; y entre una grasa trans y una saturada, mejor la segunda que la primera”, explica Christina Mañas. ¿Significa eso que es el aceite más saludable del mundo? Rotundamente no. Nuestro aceite de elección siempre debería ser el de oliva virgen extra que posee un tipo de grasa que sí es beneficiosa.