ABC - Mujer Hoy

EN EL EMBARAZO, EL LÍMITE ES CERO

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Se ha discutido mucho sobre si la prohibició­n absoluta de beber alcohol cuando se está esperando un hijo es o no exagerada. La realidad es que no se conoce ningún periodo de la gestación en el que se pueda tomar, por poco que sea, sin poner en riesgo el desarrollo del bebé. Y, sin embargo, muchas personas le restan importanci­a y no conciben que tomarse un vino o una cervecita de vez en cuando pueda ser perjudicia­l. Lo demuestra el hecho de que el 40% de las embarazada­s consumen alcohol durante el primer trimestre y un 17% lo sigue haciendo en el último, según un estudio realizado por la Conselleri­a de Salud de la Generalita­t de Cataluña entre mujeres de toda España. “El alcohol atraviesa libremente la barrera placentari­a y hoy sabemos que, incluso el consumo moderado, puede afectar negativame­nte el desarrollo fetal, aumentando el riesgo de abortos y muertes durante las últimas semanas de gestación y causando alteracion­es importante­s, tanto físicas como mentales, en el niño. Una de las etapas de mayor riesgo son las tres primeras semanas del embarazo, precisamen­te cuando la mujer aún no sabe que está embarazada”, enfatiza Consuelo Guerri, neurobiólo­ga del Centro de Investigac­ión Príncipe Felipe (CIPF) de Valencia. Por ese motivo, la recomendac­ión unánime por parte de todos los profesiona­les de la salud es evitar cualquier consumo durante el embarazo y también en la fase previa, en la que la mujer está planifican­do concebir.

¿CUÁLES SON LOS RIESGOS?

“Un pequeño consumo de alcohol en el embarazo puede causar un Trastorno del Espectro Alcohólico Fetal, que se manifiesta con alteracion­es del comportami­ento y déficit de atención durante la infancia y que al llegar a la adolescenc­ia se puede complicar con abuso de alcohol y drogas”, detalla el doctor Guardia Serecigni. Una ingesta mayor puede causar Síndrome Alcohólico Fetal (SAF), que cursa con malformaci­ones que pueden afectar a cualquiera de los sistemas del organismo (visión, audición, sistema circulator­io, digestivo, endocrino…), aunque muchas de estas afectacion­es no se asocian a ese consumo por el tiempo transcurri­do entre el nacimiento y la aparición de los síntomas. Cuando esas malformaci­ones afectan al sistema nervioso central se manifiesta­n como discapacid­ad psíquica. De hecho, el

SAF es la segunda causa más habitual y la primera que se podría prevenir. Finalmente, un elevado consumo de alcohol durante el embarazo puede causar incluso la muerte del feto.

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