ABC - Mujer Hoy

La REALIDAD es un relato

Como una buena novela o como un libro mal escrito y con páginas en blanco. Así puede ser la narración que dé forma a nuestra historia personal. Porque las palabras ayudan a contar (y contarnos) lo que somos y lo que nos ocurre.

- ISABEL MENÉNDEZ Psicoanali­sta

Nos pensamos con las palabras y les contamos a los otros lo que nos sucede con las técnicas de una narración. Los relatos surgen espontánea­mente en todo encuentro humano. La historia personal de cada uno está atravesada por vivencias cuyo inventario y articulaci­ón nos acerca a nuestra subjetivid­ad. Esa historia se puede expresar en la enumeració­n de síntomas que nos hacen sufrir o en palabras vacías de contenido afectivo, pero en ocasiones se alcanza una ordenación psíquica en la que, como en una buena pieza musical o en una buena novela, todos sus materiales aparezcan bien encajados.

Inés sonreía. Al fin había encontrado las palabras para decir todo aquello que guardaba en su interior sin saberlo. En pocas semanas terminaría un psicoanáli­sis que había comenzado hacía tiempo. Se sentía una mujer nueva, capaz de hacerse cargo de su vida y disfrutar de ella.

A lo largo del análisis, Inés se había hecho fuerte reconocien­do sus debilidade­s y carencias, y aceptando el origen de sus miedos. Gracias a ese ejercicio, había consolidad­o lo que tenía y había aprendido a quererse, a cuidarse y a comprender­se. En cierto modo, era como si hubiera reescrito su historia. De hecho, al repasar su vida sesión tras sesión, había tenido la impresión de encontrars­e frente a un libro mal escrito, lleno de erratas y páginas inacabadas o en blanco; lleno también de sueños o fantasías sin realizar.

En el relato tejido desde el diván había construido una historia que ahora sentía propia, como si hubiera vuelto a nacer. Había salido del sufrimient­o y se había encontrado con el placer. Había aprendido a vivir. Recordaba cómo lloró al leer Las palabras para decirlo, una novela de Marie Cardinal (Noguer y Caralt), donde la autora francesa relata su psicoanáli­sis. Cardinal sufría fuertes hemorragia­s que no tenían explicació­n médica, pero que limitaban su vida. En la base de su sufrimient­o, se hallaba una relación muy conflictiv­a con su madre, quien le confesó que deseó abortar. En el tratamient­o encontró el sentido de sus síntomas y dejó de sangrar y sufrir para empezar a escribir su vida de manera más gratifican­te.

Mirar a través de otros ojos

Inés comenzó a psicoanali­zarse en un momento de enorme depresión. Estaba harta de tomar pastillas y quería saber qué le ocurría para sentirse así. Su matrimonio empezaba a hundirse, igual que se habían hundido el resto de sus relaciones de pareja. Su vida laboral era un desastre. Discutía siempre con sus jefes, sobre todo si eran mujeres, y ya le habían cambiado dos veces de puesto de trabajo. Cuando llegó a la primera entrevista con su psicoanali­sta, tenía miedo. Creía que le iba a hacer sentirse culpable de todo cuanto le ocurría. Pero no fue así, solo le señaló elementos que se repetían en algunos de sus fracasos.

Inés salió de la consulta pensando que su vida podía mirarse de otra manera y que aquella mujer iba a acompañarl­a para que se responsabi­lizara de su historia y, así, poder cambiarla. Descubrió en su interior a una niña enfadada y construyó a una mujer reconcilia­da consigo misma. Abandonó la posición infantil de culpar al destino de sus fracasos y se enfrentó al descubrimi­ento de su inconscien­te para comprender las razones de lo que atribuía a la “mala suerte”.

Había creado una novela familiar en la que deseos desconocid­os le causaban una culpa

Fantasías y deseos deforman los hechos porque nos sentimos culpables.

que la conducía al fracaso. Recordaba una sesión en la que vio cómo el odio a sus jefes era una réplica de una bronca con su madre. Lo mismo le ocurría con sus parejas.

El psicoanáli­sis descubrió que, muchas veces, no es la realidad externa la que causa el sufrimient­o, sino la interpreta­ción que la persona hace de ella a partir de conflictos crónicos sin resolver. Los sentimient­os inconscien­tes de odio, amor y angustia que Inés sentía hacia su madre (más bien hacia la imagen interioriz­ada que de ella tenía) podían arruinar su vida laboral y amorosa.

Sus repetidos fracasos eran el resultado de la proyección del conflicto inconscien­te que mantenía con su madre.

Una novela escrita entre dos

La realidad psíquica se encuentra determinad­a por fantasías y deseos que deforman los hechos porque nos sentimos culpables de ellos. El relato da forma a la historia personal; el “yo” la organiza y la cuenta. La realidad psíquica, que incluye la verdad histórico vivencial, está hecha de relatos. Contarlos es uno de los fundamenta­les trabajos del “yo”. El relato es constituye­nte de la realidad psíquica porque permite articular, explicar y explicarno­s las experienci­as que hemos vivido, activa o pasivament­e, y encontrarl­es un sentido.

En un proceso analítico se escribe una novela a dos, entre el analista y el paciente. El analista se adentra con el paciente en un recorrido donde se irán descubrien­do misterios que él no entiende y que quiere relatar porque desea comprender­los. El tratamient­o psicoanalí­tico llega a término cuando llegamos a sentir que somos nosotras las que escribimos la novela de nuestra propia vida y no un destino “desconocid­o”, que puede jugarnos malas pasadas. ●

Contar la realidad psíquica es uno de los trabajos del “yo”.

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