¿FRACASAR NOS HACE MÁS FUERTES?
“El fracaso es una buena escuela de vida. Te vuelve más humilde, empático y sensible a la complejidad humana. Inmuniza contra la arrogancia, el ego inflado y el dogmatismo”, dice el filósofo francés Charles Pépin, autor de Las virtudes del fracaso (Ariel), un ensayo que habla sobre los beneficios de encajar los golpes con una sonrisa. En los países nórdicos, donde se premia la audacia, se considera que caerse y volverse a levantar nos enfrenta a nuestros miedos y potencia la confianza. El mensaje es: “No hay que estar preparados para abordar un reto, sino hacerlo sin más”. De hecho, en algunos países, como Estados Unidos, los fracasos se incluyen también en los currículos. En el sur tendemos a estigmatizar el fracaso. “El fracaso también te puede hundir –afirma el psicólogo Álvaro Tejedor–. No son las experiencias que vivimos las que nos hacen más o menos fuertes, sino la interpretación que hacemos de esas vivencias. Si achaco un éxito o un fracaso a factores externos, no extraeré ningún aprendizaje ni saldré reforzado emocionalmente”.