“Hacemos rock de señoras porque somos señoras”
La historia de Patio Rosemary tampoco es como las demás. Sus cinco integrantes llevan toda la vida en la música, aunque no viviendo de ella. “Somos madres currantas”, explica Irene Bonilla, la única que ha llegado a girar por Estados Unidos con un grupo anterior, Underwater Tea Party. “Todas estamos en torno a los 40 y trabajamos en otras cosas. Yo soy profesora en el Centro Universitario TAI de Madrid, Estíbaliz es enfermera y tiene tres hijas, y Belén tiene una. Siempre decimos que hacemos rock de señoras porque somos señoras”. El grupo se creó para participar en el concurso lanzadera del Empower Music de Fuenlabrada: estaba en juego grabar un EP y tocar en Sonorama Ribera. Y ganaron.
“Nos hemos movido siempre en el underground y el concurso nos ha permito dar un salto de calidad en el directo, que es donde más disfrutamos”. Definen su sonido como “sucio, garajero, sin adornos ni florituras, sin miedos ni prejuicios y sin una voz principal cálida y amable, en contra del estereotipo femenino musical”. Su disco Fadafucka (respuesta de género al motherfucker de rigor) incluye, además de una portada en la que dos monjas fuman a la puerta de un convento londinense, un pasaporte al sonido de las Riot Grrrls que aquí fue eclipsado por las Spice Girls. No se sienten limitadas por sus influencias. “Nos encantan Breeders o Sleater-Kinney, pero también mujeres fuertes como Paquita la del Barrio o María Jiménez. Y es un honor que nos comparen con Dover. Aún guardo los tres folios de respuesta de Amparo a una carta que, como fan, le envié en los 90”, dice Irene Bonilla. Sin complejos. ●