AL RASO NO HAY INSOMNIO?
“Cuando llegué a Siria era una urbanita, con mis estreses que no me dejaban dormir. Y, una vez allí, vi mis problemas de otra forma. Dormía profundamente en el suelo, entre bombas y tiros. Te deshaces de ti y te quitas un peso de encima, una carga que llevas porque no te das cuenta de lo banal que es”, asegura.