ABC - Mujer Hoy

La lista del tiempo

- JULIA NAVARRO

EES LO QUE TIENE ENERO, que casi todos empezamos pensando o escribiend­o una lista con nuestros buenos propósitos que queremos cumplir este año y que al final vamos abandonand­o a medida que transcurre el mes y nos acercamos a febrero.

La hija de una amiga, una treintañer­a, me decía hace poco que había escrito en su “lista” poder disponer de más tiempo para ella misma. Y me hablaba de encontrar alguna hora para disfrutar de un tranquilo paseo; o poder quedar con los amigos más a menudo y no de pascuas a brevas; o jugar con sus hijos y no solo ayudarles a hacer los deberes, mandarles a la ducha, ponerles el pijama, instarles a cenar y llevarles luego a la cama.

En cualquier caso, me decía ella, sus buenos propósitos terminaban desvanecié­ndose por la realidad de la vida cotidiana. Y es que el problema que todos padecemos es el mismo: la falta de tiempo para vivir. Y cuando escribo “vivir”, me refiero a ser capaces de encontrar un pequeño espacio en el tiempo para dedicarnos a nosotros mismos, a lo que siempre soñamos con hacer y al final nunca conseguimo­s realizar.

Tengo la sensación de que vamos quemando la vida casi sin darnos cuenta de que la estamos viviendo. Vamos muy deprisa, a veces a ninguna parte, pero aún así no dejamos de correr agobiados por la constataci­ón de que nos falta tiempo. Y quienes más agobio tenemos por esa carencia somos las mujeres.

PIÉNSENLO. Sobre nosotras continúa recayendo la organizaci­ón familiar. Y si además si le añadimos un trabajo fuera de casa, verán como nos faltan horas para cubrir todos los frentes. A veces, cuando paso delante de la puerta de algún colegio, veo que continúan siendo mayoría las mujeres que acuden cada día a recoger a sus hijos. Hay hombres, claro está, pero en proporción menor. Quizá porque nosotras nos las apañamos para hacer malabares con el tiempo.

Además, nosotras mismas nos exigimos un plus: tener un aspecto físico acorde con la moda. Es decir responder a determinad­os cánones que marcan los que se dedican a decir lo que se lleva y lo que no está de moda. Y, curiosamen­te, los hombres no sienten tanta presión para responder a ningún canon. Si ellos si están gorditos y tienen canas, se dirá que tienen una madurez interesant­e. Pero si nosotras nos pasamos en la báscula y además no ocultamos esas mismas canas, se dice que estamos envejecien­do. Así que, al estrés de intentar llegar a tiempo a todas partes, le añadimos el que provoca tener que estar en permanente estado de revista.

Pero lo más angustioso es que algún día, cuando el paso del tiempo nos obligue a parar y nos quedemos solos con nosotros mismos, nos preguntemo­s en qué se nos ha ido nuestro tiempo. Y descubramo­s que apenas lo hemos gastado en nosotros mismos. ●

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain