ABC - Mujer Hoy

UN diálogo de SORDOS?

¿Te sientes escuchada por tu pareja? ¿Podéis hablar de lo que os importa? En caso contrario, el amor puede morir. Por eso tan importante hacerlo con respeto, tiempo y atención.

- ISABEL MENÉNDEZ Psicoanali­sta

SSaber escuchar está muy cerca de saber amar. Es el mejor alimento con el que se puede construir una relación amorosa, duradera y fructífera. En caso contrario, el amor palidece, se vuelve frío y escaso. Si la escucha solo se realiza por parte de uno de los miembros, el otro acaba sintiéndos­e solo y se aleja. Sin escucha, el amor puede morir.

¿Te sientes escuchada por tu pareja? ¿Podéis hablar de lo que más os importa? Si esa escucha es precaria, un proyecto para este nuevo año que comienza podría ser intentar construir una mejor comunicaci­ón entre ambos.

Lograrlo es posible si dejamos de tener miedo a los límites propios; solo así podemos aceptar mejor los ajenos sin precipitar­nos a dar soluciones ni a juzgar. Podemos acompañar, pero no dirigir.

La pareja tiene un espacio común, que es el que se ha construido entre sus miembros. Establecer una comunicaci­ón íntima con la pareja solo posible si hemos podido asomarnos a nuestra propia intimidad. Tenemos que conocernos lo suficiente como para poder aceptar nuestras carencias y nuestros límites. Es esencial comunicarn­os bien con esa parte de nosotros mismos que menos conocemos y no proyectar así en la pareja conflictos propios ni asumir sus problemas como nuestros. Es una tarea compleja y difícil, pero esa es la escucha verdadera.

Abrazar en soledad

Aquella noche, la relación sexual se convirtió en un desencuent­ro emocional. Otra vez. En un encuentro de sexo sin deseo. Envuelta en sus fantasías, Clara se sentía sola mientras se abrazaba a Enrique buscando un poco de compañía. A veces, se sentía culpable de lo que pasaba; otras pensaba que él era incapaz de escucharla. Habían discutido esa misma tarde. Ella tenía problemas en su trabajo y Enrique le había dicho que no debía preocupars­e tanto por lo que estaba pasando, y que si no le gustaba, dejara su empresa.

–¿Cómo me puedes decir algo semejante, según está la situación actual? Además, sabes que a mí me gusta lo que hago. ¿Es que nunca me escuchas? –le recriminó ella. Enrique, muy enfadado, respondió: –No sé para qué hablo, si nunca me entiendes. Clara creía que él la estaba tratando como a una irresponsa­ble, mientras que Enrique pretendía ofrecer una solución. Eso sí, rápida, efectiva y sin preguntar qué es lo que ella quería y qué había pensado hacer.

En realidad, Clara solo quería que su pareja la escuchara y valorase sus sentimient­os, no que le diera soluciones. Después de la conversaci­ón, Enrique también se había quedado frustrado, pues había intentado ayudarla y se había sentido rechazado. Pero lo último que necesitaba Clara eran sus supuestas soluciones. Ella considerab­a que sabría cómo hacerlo y no podía soportar sentirse tratada como una niña a la que le solucionan la vida. Pensaba que esa actitud era una manera de ejercer poder sobre ella y no verla como a una igual.

En cierta medida, estaba en lo cierto, ya que Enrique siempre se había sentido obligado a ser quien resolvía los problemas. Con esa identidad, trataba, inconscien­temente, de alejarse de la figura de su padre, al que le considerab­an un incapaz que nunca ayudó realmente a su madre.

Era habitual que Enrique buscara a Clara durante la noche después de una discusión, como si en el encuentro cuerpo a cuerpo quisiera estrechar la distancia que se estaba abriendo entre ellos. Desde el principio se habían entendido muy bien en ese terreno, pero ella había coes

La mujer busca un clima emocional para expresar lo que siente sin ser censurada.

menzado a dudar si podrían entenderse en otros que también era muy importante­s para ella, y si ahí se encontraba la razón de su falta de deseo.

El que sabe escuchar basa su relación en la igualdad y la reciprocid­ad. Cree que el otro tiene cosas que decir, al igual que él. Porque quien sabe escuchar, sabe escucharse.

Clara y Enrique no podían acceder a algunos conflictos que les hacían difícil una es- cucha activa y plena de lo que el otro les quería contar. De hecho, a Clara le sería mucho más fácil escuchar a Enrique si fuera capaz de reconocer que, tras sus legítimos deseos de ser escuchada, se encontraba la búsqueda de compensar la desvaloriz­ación que sintió desde niña por parte de su padre. También sería más fácil para Enrique si él supiera que, tras su afán de proponer soluciones sin escucharla, se encontraba un intento de resolver una identifica­ción: quería sentirse capaz de solucionar los problemas familiares.

La mujer busca un clima emocional donde expresar lo que siente sin ser censurada; donde nombrar sus sentimient­os sin riesgos y sin dejar de ser valorada. El hombre, con frecuencia, se siente respon- sable de todo lo que le ocurre a ella, se siente acusado y puede llegar a actuar de forma paternalis­ta. Es entonces cuando comienza a dar soluciones que a la mujer suelen no servirle. Le cuesta aceptar que es una igual a la que no hay que proteger. No hay que decirle lo que debe hacer, sino compartir su inquietud. ●

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