La receta mexicana para la pacificación
OLGA SÁNCHEZ CORDERO
Desde Benito Juárez, prócer revolucionario de la nación mexicana, nadie había vuelto a ocupar cargos de relevancia en los tres poderes del Estado: el ejecutivo, el legislativo y el judicial. Olga Sánchez Cordero, exjueza de la Corte Suprema, senadora y ahora secretaria de Gobernación (el equivalente a ministra del Interior y vicepresidenta en el Gobierno mexicano) ha repetido ese hito casi dos siglos después: el nuevo presidente, Andrés Manuel López Obrador, al frente del primer gobierno de izquierdas en la historia del país, ha designado como su brazo fuerte a la que muchos apodan ya como “ministra de hierro”.
Septuagenaria, Sánchez es hija y esposa de notarios, y fue la primera mujer notaria del país: “En aquella época [1984] no había ni aseos para mujeres en el colegio notarial”. Y ahora se ha convertido en la primera en ocupar el cargo de número dos del Gobierno mexicano, con un objetivo tan complejo como clave. En palabras del propio López Obrador, ella es “la receta mexicana para la pacificación”.
Al mando del servicio de inteligencia nacional y de la protección civil, su principal desafío será acabar con el conflicto de los cárteles del narcotráfico y la violencia generalizada que arrasa el país desde hace una década. Una guerra sangrienta y real, aunque no declarada, que ha dejado en el camino un cuarto de millón de muertos y más de 40.000 desaparecidos. Una misión que ella misma reconoce tan “titánica como necesaria”, y que se plantea atajar con una orientación drásticamente diferente a la de sus predecesores: no luchar contra la violencia con más violencia, no atacar los síntomas del crimen organizado sino sus causas. Para ello pretende priorizar las políticas destinadas a la erradicación de la pobreza, que alcanza a casi la mitad de los mexicanos. A ello se suman otras medidas más polémicas, como la amnistía para pequeños narcotraficantes o la despenalización de la marihuana y el cultivo de la amapola para fines medicinales.
Sánchez Cordero lleva toda una vida luchando contra la desigualdad, también en lo que a paridad de género se refiere. Como jueza de la Corte Suprema, jugó un papel crucial en la despenalización del aborto y la legalización del matrimonio homosexual en Ciudad de México, que ahora quiere ampliar al resto de estados (algo nada fácil en un país tan católico). Olga Sánchez aclaró en su momento que no está a favor del aborto, pero sí pretende luchar para que las mujeres no vayan a la cárcel por ello. La mirada feminista no faltará. ●
POR SUS PALABRAS LA CONOCERÉIS
“La política interior de este país tendrá una visión distinta, la de los ojos de una mujer”.
Twitter, @M_OlgaSCordero, 1 de diciembre 2018.