Haces la postura del loto y otras asanas por medio mundo
Tu sensibilidad es mayúscula y cualquier localización puede inspirarte un saludo al Sol, desde el Machu Picchu hasta la desierta rotonda de un polígono industrial. Tienes necesidad de conectar con el universo allá donde vayas. Vamos, que eres una versión del gnomo de Amélie pero en versión yogui. Namasté.
EDAD REAL. Más de 40, y has empezado a hacer yoga hace menos de un año. Aún te parece mentira la flexibilidad que tu cuerpo ha sacado no sabes de dónde.
Quieres celebrar ese hallazgo y gritar al universo que puedes hacer pincha mayurasana hasta en el metro de Tokio.