PASARELA NÁUTICA
“No me sorprendió –reconoció Bruni–. Mis padres se querían, pero tenían vidas separadas. Fue extraño darme cuenta de que mi hermana mayor, Valeria, lo sabía. De vez en cuando todavía comentamos por qué creían que era mejor que yo no lo supiera‘’. Desde entonces, ella ha conocido a toda su otra familia: Remmert es un exitoso empresario brasileño y fue a la boda de su hija en 2008. De hecho, la medio hermana de Bruni, Consuelo Remmert, trabaja como asesora del propio Sarkozy.
La exmodelo y cantante ha acudido a terapia desde hace más de 15 años. Quizá por eso le fue posible reconocer en su marido “grietas” similares a las suyas. Lo plasmó en una canción titulada Un garçon triste [“Un niño triste”], en la que le describía de forma compasiva pero reveladora: “Se da grandes aires para no ahogarse, le gusta jugar a ser el rey”.
Ambos se encontraron creciendo en un entorno acomodado, en el que se los percibía como ligeramente diferentes, y cada uno construyó una personalidad para lidiar con esta inseguridad. “Estoy seguro de que los dos piensan íntimamente que el otro es demasiado bueno para ellos, de verdad, y que no acaban de creerse la enorme suerte que han tenido encontrándose”, opina un antiguo colega político del expresidente.
La condena por soborno de Sarkozy es sin duda el punto más bajo en su trayectoria pública. Sin embargo, ni siquiera sus más acérrimos detractores, los que expresan que políticamente está acabado, están convencidos de que suponga el final de su carrera. La sabiduría popular francesa creó un dicho: “Si hay caos, es Sarko”. Es decir, si el país se encuentra en una coyuntura catastrófica (terrorismo, crisis financiera, pandemia), él seguirá siendo el único líder en el que confiarían para lidiar con algo así. Esa alargada sombra proyectada sobre el actual presidente, Emmanuel Macron, amenaza su segundo mandato cuando el país regrese a las urnas el año que viene.
Ahora mismo, Sarkozy está inmerso en la siguiente causa judicial abierta en su contra, relacionada con los gastos de la campaña electoral de 2012, en la que fue derrotado por François Hollande. Los analistas políticos creen que será otra gran prueba de fuego. Los franceses tienen poca tolerancia a los escándalos financieros, pero suelen aceptar mejor las irregularidades si no hay enriquecimiento personal. Ahora, todos los ojos están puestos en su próximo movimiento. Casi no hay probabilidades de que se postule para un cargo por tercera vez; sería necesaria una situación caótica para que Sarko decidiera volver. Pero tal como están las cosas y con el auge de la extrema derecha de Marine Le Pen, podría apoyar a uno de los candidatos conservadores. Ni siquiera se descarta que pida el voto para un centrista como Macron, que sigue cayendo en picado en las encuestas. Los franceses, desgastados por una gestión de la pandemia muy cuestionada (y las restricciones derivadas de ella), no le perdonan una arrogancia que en cambio valoraban positivamente en Sarkozy.
Licenciado en Derecho como su madre y especializado en asesorar sobre acuerdos comerciales internacionales, el expresidente se prepara mientras tanto para reincorporarse al Colegio de Abogados de París. También forma parte de varios consejos de administración y pertenece al Washington Speakers Bureau, en el que también está su antiguo amigo, el ex primer ministro británico Tony Blair. Se estima que ambos se embolsan más de 100.000 € por conferencia.
“Preferiría que, por una vez, ganase un poco de dinero”, aseguró Bruni cuando se le preguntó sobre las futuras ambiciones políticas de su marido. “Nunca lo ha hecho, ¿sabes? Creo que le gustaría”. Ella fue decisiva para que él abandonara la política en 2017. Ese mismo año dijo en otra entrevista que si su esposo quería presentarse de nuevo a unas elecciones no debería extrañarse ante su posible petición de divorcio. “La política vuelve a la gente muy extraña. Se ponen muy agresivos o muy sumisos, no hay término medio”. Mientras se decide si el final de una carrera supone la continuidad de una relación, solo para la pareja más extraña e improbable una condena podría ser a la vez una bendición.
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“Los dos piensan que el otro es demasiado bueno para ellos, no se creen la suerte que han tenido encontrándose”.