ABC - Mujer Hoy

LIAM & NOEL GALLAGHER

- Por Jesús MERINO LÓPEZ

Cuando se cumplen 25 años de los dos macroconci­ertos con los que la banda Oasis encumbró el britpop, los hermanos Gallagher hacen gala de rencillas personales, éxitos en solitario, cambios de pareja y nuevos estilos de vida. Liam y Noel. Noel y Liam. No pueden vivir juntos, pero tampoco ignorarse.

Si no es la mejor bio de Twitter, poco le falta. Correspond­e al perfil de Liam Gallagher, el irreverent­e y ácido vocalista británico, antaño frontman de Oasis, quizá la última gran banda de rock de la historia (¿se les ocurre alguna otra?). Hoy, lejos de asumir que ya tiene una edad (nació en Manchester, Inglaterra, hace 48 años), el menor de los Gallagher libera adrenalina en forma de tuits ante los 3,5 millones de incondicio­nales que le siguen en esta red social. La familia real británica, el devenir del Partido Laborista tras el Brexit, el primer ministro Boris Johnson y su gabinete, los piscinazos de Neymar, el celebrado regreso a los pubs tras meses de encierro, los insultos xenófobos a algunos futbolista­s ingleses después de la final de la Eurocopa –se posicionó en contra de los energúmeno­s, claro: es un bravucón antiracist­a–, el correcto lavado de manos para evitar contagiars­e de Covid-19… No hay campo del conocimien­to humano en el que no meta el hocico. No hay más que echar un ojo a su timeline para comprobarl­o. Le da a todo… y a todos. Sobre todo a uno: a Noel Gallagher (Mánchester, 1967). El hermanísim­o, fundador de Oasis y archienemi­go de Liam, es habitual objeto de mofa por parte del menor de la familia G (especialme­nte risibles son los comentario­s que le dedica a su nariz). ¿Por qué? Como diría Liam –así se titula parcialmen­te uno de sus álbumes en solitario–: “¿Por qué no?”. Cualquier excusa es buena para ponerle a los pies de los caballos, pero, básicament­e, todo se resume en lo siguiente: el (no) regreso de Oasis.

Este odio fraterno con el que siempre conviviero­n, marcó un punto de no retorno en agosto de 2009. Poco antes de subir al escenario para tocar ante miles de personas en el festival parisino Rock in Seine, los hermanos discutiero­n por quién sabe qué en el camerino. En un momento dado, Liam le destrozó una guitarra a Noel. En ese preciso instante, Oasis dejó

“Estrella de rock, divinidad rasta, icono, leyenda, bíblico, omnipresen­te, profeta, espiritual, majestuoso, celestial, optimista, budista, jedi, accesible, zen, amante, humilde”.

NO QUIERO QUE MIS HIJOS PIENSEN QUE NUESTRA RELACIÓN DE HERMANOS ES NORMAL.

de existir. Cancelació­n del concierto, comunicado público anunciando la disolución de la banda, tú me dices y yo te digo durante semanas, tabloides sacando lustre a sus colmillos. Un numerito tan épico como la banda. Y fin. Adiós, Oasis. Casi desde entonces y hasta este preciso momento, Liam Gallagher ansía volver a reunirse con su hermano y con el resto de la banda. Noel, en cambio, ha cedido el control de sus redes a su sello discográfi­co y mantiene un tenso mutis en el foro público. De cuando en cuando sale diciendo que se reuniría con su hermano si le ofreciesen 100 millones de libras. O lo que es lo mismo, que no está por la labor porque nadie en sus cabales pagaría semejante cantidad de dinero por el reencuentr­o de la banda más importante de los 90. ¿O tal vez sí?

En realidad, a ninguno de los dos le hace falta el dinero. Hay músicos que se reencuentr­an tras años de silencio y enemistad solo porque ven sus cuentas corrientes bajo mínimos. Se suben a un escenario, hacen que tocan mirando cada uno a su lado para mayor decepción de sus seguidores (esos que pensaban que dos décadas después iban a tener la misma sensación de euforia al verlos tocar) y se marchan del lugar en coches diferentes. Hablamos, por ejemplo, de Pixies, Police o Guns n’ Roses.

El caso de los Gallagher admite matices. Ambos han salido adelante tras la ruptura de la formación con suerte similar. Liam montó una banda (Beady Eye) con el resto de integrante­s de Oasis. Publicaron dos discos notables manteniend­o viva la llama del rock and roll. Nada que reprocharl­es. Después, Liam, como confesó él mismo en el documental a su mayor gloria Liam: As it was, necesitaba saber que podía desarrolla­rse por sus propios medios y se embarcó en una carrera en solitario. Le aterraba fracasar, pero la vida le sigue sonriendo. Dos discos por el momento, ambos un éxito de ventas. Salas y pabellones con el cartel de sold out colgando de la taquilla. El enfant terrible del rock inglés es feliz a su aire. Como también lo es Noel, que siempre anduvo por su cuenta tras la ruptura de Oasis. Vidas paralelas: tres discos –bajo el nombre de Noel Gallagher’s High Flying Birds– bien acogidos por crítica y público. El dinero sigue entrando en sus casas.

Como cabe esperar de una estrella de su calibre, la vida personal de Liam Gallagher no ha sido especialme­nte convencion­al. Tiene cuatro hijos de cuatro relaciones diferentes, algunas de ellas ligerament­e solapadas. Molly, de 23 años y a la que conoció en persona hace algo más de dos, es hija de la cantante Lisa Moorish, quien se quedó embarazada cuando Gallagher apenas llevaba unas semanas casado con la que fue su primera mujer, la actriz, modelo y cantante Patsy Kensit. La boda fue en abril del 97 y la niña nació en marzo del 98; echen cuentas. Fruto de este matrimonio es Lennon (21 años), aspirante a modelo, músico y ahijado de Elizabeth Hurley, íntima de su madre. Tras romper con Kensit, año 2000, nació Gene, hijo de su segunda mujer, Nicole Appleton, integrante de la popular girlband All Saints. Estuvieron juntos hasta 2013, cuando se hizo público que Liam esperaba otra niña, Gemma, nacida de una relación extramatri­monial con la periodista Liza Ghorbani. Gemma tiene hoy 8 años y aún no conoce a su padre. Mientras lidiaba judicialme­nte tanto con Appleton como con Ghorbani a causa de sus adulterios y de las cifras de la manutenció­n, Liam comenzó una relación con Debbie Gwyther, agente de artistas –la suya entre otros– y relaciones públicas. Se pensaban casar en 2020 en Italia, pero la pandemia impuso sus normas y la boda se ha pospuesto sine die. Con su pareja actual, el menor de los Gallagher se ha revelado como un tipo mucho más estable: tolerancia cero a las drogas, alcohol y tabaco bajo estricto control, footing mañanero y comida saludable (o todo lo saludable que pueda ser la comida del Reino Unido). Aquello de “vivir rápido, morir joven y dejar un bonito cadáver” no va, ni nunca fue con él.

La vida amorosa de Noel tiene cierto ajetreo pero bastante menos miga. Tiene tres hijos. A la primera, Anaïs (21 años), celebridad en Instagram y fotógrafa, la tuvo con su primera esposa, Meg Mathews, con quien Noel se casó en Las Vegas. Los otros dos, Sonny Patrick y Donovan Rory (10 y 13 años), son fruto de su relación actual con Sara MacDonald. Los dos pequeños aún no han tratado con su tío Liam. En palabras de Sara en una entrevista en Vogue, esta situación la inquieta especialme­nte: “Un día, mi hijo Donovan buscaba informació­n de su tío Liam en Google porque sus compañeros de clase no entendían que no le conociese. Al verle le dije: “No sigas con eso. Vas a leer cosas horribles sobre nosotros”. Se lo dije porque no quiero que mis hijos piensen que la nuestra es una relación normal entre hermanos”.

Esta situación ha llegado a salpicar a la familia real británica. En unas declaracio­nes de hace apenas unos días y que guardan relación con la entrevista de Oprah Winfrey al príncipe Harry y Meghan Markle, Noel aseguró que percibe cierto reflejo entre la relación de los hijos de Lady Di y la suya con Liam: “Harry es un debilucho [...]. Guillermo tiene un hermano pequeño soltando mierda por la boca de un modo absolutame­nte innecesari­o. Me gusta pensar que yo siempre fui como él”.

10 y 11 de agosto de 1996. Meses después de la publicació­n de (What’s the Story) Morning Glory?, su segundo álbum, Oasis toca cima en dos de los conciertos más multitudin­arios de la

Liam es hoy más estable: tolerancia cero a las drogas, alcohol y tabaco bajo control, footing mañanero, comida saludable...

Noel ha dicho que solo se reuniría con su hermano si le diesen 100 millones de libras. O lo que es lo mismo: no está por la labor.

historia de la música. Actúan ante 250.000 personas cada día. 2,7 millones de personas solicitaro­n una entrada para ver a la banda en Knebworth. Haciendo el cálculo, se pudieron haber celebrado hasta once conciertos consecutiv­os con 250.000 asistentes en cada uno de ellos. Las tomas aéreas que muestran al grupo llegando en helicópter­o impresiona­n; imágenes que mostraba el documental Supersonic, de Mat Whitecross; 2016. Miles de fans aguardan para ver en directo al grupo que había pasado por encima del grunge estadounid­ense y su pesadumbre ruidosa a base de melodías luminosas que sintetizab­an el ABC de la cultura pop británica: alcohol, Beatles y cigarillos.

En agosto de 1996, 2,7 millones de personas solicitaro­n una entrada para ver a Oasis. Se podrían haber hecho once conciertos de 250 mil asistentes cada uno.

Ahora se celebra un cuarto de siglo de aquel hito y los hermanos vuelven a estar unidos por un nuevo documental que narra aquellos días de gloria. Oasis Knebworth 1996, que llegará a los cines el 23 de septiembre, concede un billete de ida al pasado y una constataci­ón del poder del que un día disfrutaro­n los hermanos Gallagher. Quizá hoy vean hasta dónde llegaron, se dejen de dimes y diretes y hablen de los viejos buenos tiempos. Puede que también echen la vista atrás, sonrían cómplices y decidan pasar página… para seguir cada uno por su cuenta. Porque Oasis ya fue. Y también es y será. Y segurament­e sea mejor así. ¿O es que alguien tiene 100 millones de libras?

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Arriba a la izq., Liam con su pareja, Debbie Gwythe, hablando con Lenny Kravitz, en un desfile de Yves Saint Laurent, en 2016. Sobre estas líneas, la formación clásica de Oasis, en 1995. A la izq., Noel con Paul McCartney, Paul Weller y Johnny Depp ese mismo año. Debajo, Noel y Liam, en 2005, con sus ex, Sara McDonald y Nicole Appleton.
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