ABC - Mujer Hoy

ROSA VISIEDO

Con todo listo para el inicio del año académico y la tranquilid­ad de haber superado el curso con buena nota, el próximo reto es que sociedad y universida­d trabajen en equipo.

- Por Iñaki LAGUARDIA Fotos: Juan Carlos DE MARCOS Estilismo: Carla AGUILAR

Mientras las aulas despejadas de la Universida­d CEU San Pablo esperan la llegada de los nuevos estudiante­s, el despacho de Rosa Visiedo (Barcelona, 1961) acoge un trasiego inusual de personas. El personal no docente y los profesores apuran las últimas semanas del verano con la mente puesta en el nuevo curso, y la rectora de la Universida­d CEU San Pablo atiende a todos. Tras ocupar diversos cargos en la Universida­d CEU Cardenal Herrera, en julio de 2019 el patronato del CEU le encargó la compleja tarea de dirigir una de las universida­des privadas más prestigios­as de Europa. ¿Su lema? “Acta non verba”, es decir, hechos y no palabras.

MUJERHOY. Usted empezó como profesora en 1992. ¿Ha cambiado mucho el CEU en estos últimos 30 años?

ROSA VISIEDO. Cuando llegué a la Universida­d CEU Cardenal Herrera, era un centro universita­rio adscrito a la Universida­d de Valencia. En aquel momento, no existían universida­des privadas y fue en 1993 cuando se aprobó la creación de las primeras. También ha cambiado nuestra oferta académica, que ha crecido mucho y se ha adaptado al entorno tecnológic­o. Pero no ha cambiado en lo esencial. Para nosotros, la universida­d es un espacio de crecimient­o y maduración personal, tanto intelectua­l como profesiona­l.

¿Cómo reaccionar­on cuando la pandemia irrumpió en la vida académica? Nuestra reacción fue muy exitosa porque llevábamos años trabajando en la transforma­ción digital. Hace dos años creamos un vicerrecto­rado específico. Fruto de esa apuesta, empezamos a formar al profesorad­o en competenci­as digitales, y hoy podemos afirmar que la tecnología y la metodologí­a asociada se han convertido en aliadas de nuestra actividad. En pocas horas, cuando se decretó el confinamie­nto en marzo de 2020, conseguimo­s que nuestra docencia y nuestros servicios, que eran presencial­es, se desarrolla­ran eficazment­e en un entorno virtual. Durante este curso hemos funcionado en virtud de lo que nosotros llamamos doble presencial­idad, que nos ha permitido acoger alumnos tanto en el aula física como en el aula virtual, en función de las restriccio­nes de cada momento. ¿Percibe la fatiga derivada de este contexto? Normalment­e uno llega al final del curso con el cansancio acumulado de todos los meses, pero este año ha habido un plus de desgaste. Por eso, siempre que puedo felicito a toda la comunidad universita­ria, a nuestros profesores, al personal no docente y a los estudiante­s: han estado a la altura de las circunstan­cias y gracias a ellos hemos sacado el curso adelante.

¿Salen más fuertes de este examen?

Diría que sí. La universida­d y la comunidad universita­ria han salido reforzadas. Nos hemos dado cuenta de que podemos hacer las cosas de manera diferente, sin perder rigor y excelencia. Es verdad que ha habido momentos críticos en los que no ha salido todo a la primera, pero hemos seguido intentándo­lo hasta lograrlo. Si lo hacemos jun

Nos hemos dado cuenta de que podemos hacer las cosas de manera diferente, sin perder rigor y excelencia.

tos, apoyándono­s unos a otros, las cosas salen mejor. También sale reforzada la idea del trabajo en equipo. Esa especie de mantra muchas veces se queda en el concepto, pero es fundamenta­l para llegar al objetivo. Y hemos aprendido que la tecnología y las humanidade­s deben convivir en armonía. Las humanidade­s son un elemento clave de la formación que ofrecemos a nuestros estudiante­s. Son un vector transversa­l que impregna todas las asignatura­s, sean del ámbito de conocimien­to que sean. Las humanidade­s constituye­n un anclaje a la realidad. Efectivame­nte. Representa­n algo que es más que integrador, que ayuda a interpreta­r incluso lo técnico y nos permite transmitir a nuestros estudiante­s valores. Proporcion­an esa capacidad de discernimi­ento, ese pensamient­o crítico, imprescind­ible para desenvolve­rse adecuadame­nte en la vida y en lo profesiona­l. Sobre todo en la vida.

Y en un marco más general, ¿qué retos pendientes tiene la universida­d? ¿Qué sería lo primero que haría si mañana la nombrasen ministra?

“Sueño con una universida­d que se relacione bien con el mercado laboral y forme esos profesiona­les que las empresas y la sociedad precisan”.

Lo contesto con la libertad de saber que eso no va a suceder. Hay que seguir reflexiona­ndo sobre cómo enseñamos a los estudiante­s y cómo podemos motivarles más para aprender, porque la formación permanente va a ser una necesidad en un entorno profesiona­l como el actual. Hay que hacerles entender que ellos son parte de este proceso. Otro de los retos importante­s de la universida­d española es la internacio­nalización. Competimos con otros países, tanto europeos como extracomun­itarios. Hay que tener capacidad para diseñar programas formativos que atraigan a estudiante­s de otros países.

¿Qué les dice a los estudiante­s cuando acuden a usted pidiendo consejo?

En primer lugar, que no tengan miedo. Muchas veces creen que, cuando salen de la universida­d, no están suficiente­mente preparados, pero les aseguro que después de esta etapa pueden enfrentars­e a lo que sea. Y en segundo lugar, siempre les digo que se dediquen a aquello que les haga felices. Hacer algo que te guste y que te haga sentir útil es una garantía de que lo vas a hacer bien. ¿Cree que existe un liderazgo femenino, también en el ámbito académico?

Depende de a quién se lo preguntes, pero yo creo que no. Hay liderazgos personales, independie­ntemente de si eres hombre o mujer. Me quedo con esa idea. Lo bien o lo mal que lo hago lo he aprendido de mi carrera profesiona­l, de la necesidad de relacionar­me con muchas personas y del deber de crear equipos que se complement­en. Yo creo que una de las claves de cualquier liderazgo es construir equipos que de verdad se crean el proyecto y lo hagan suyo.

¿Con qué modelo de universida­d sueña?

Con una que se relacione bien con el mercado laboral y forme esos profesiona­les que las empresas necesitan y que la sociedad precisa. También la docencia y la investigac­ión tienen que ir de la mano. No concibo una universida­d que no investigue, igual que no entiendo una universida­d que no sea docente, que no forme estudiante­s. No solo debemos transmitir conocimien­to, sino generarlo y transferir­lo a la sociedad y al tejido empresaria­l. Usted que ha puesto tantas a sus alumnos, ¿qué nota se da como rectora?

La verdad es que la autoevalua­ción no se me ha dado bien nunca. Se lo tendrían que preguntar a nuestra comunidad. Como rectora y miembro de esta comunidad universita­ria de la que estoy orgullosa de pertenecer, me voy a dar un nueve.

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La rectora lleva vestido de Malìparmi y americana de Cortefiel.

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