ABC - Mujer Hoy

ALEXIA PUTELLAS

Con un segundo Balón de Oro consecutiv­o en las manos y el mundo a sus pies, la mejor futbolista del planeta se enfrenta al partido más difícil: recuperars­e de la lesión que le ha dejado fuera de juego y conservar la ilusión de mantenerse en la cima.

- Por Manu PIÑÓN Fotografía: Vicens GIMÉNEZ

Lo que marca la diferencia, aseguran quienes entienden los códigos del fútbol, lo que convierte a una persona que practica este deporte que lleva la pelota pegada al pie desde su nombre, en una jugadora excepciona­l es, paradojas, el juego sin balón. Desde que debutó profesiona­lmente con 16 años en el RCD Espanyol, Alexia Putellas (Mollet del Vallès, 1994) ha demostrado que domina los espacios y que ve jugadas entre líneas. También ha sabido moverse para encontrar una posición de liderazgo indiscutib­le a nivel mundial. Con el FC Barcelona, el club de su vida y al que llegó desde el Levante en 2012, ha ganado 15 títulos en una década y dos Balones de Oro, en 2021 y 2022. Es la primera jugadora que los gana en la historia y la primera futbolista de España –Luis Suárez y Vero Boquete “solo” consiguier­on uno– en repetir estre trofeo individual.

Sin embargo, el verdadero juego sin balón lo comenzó a conocer el 5 de julio de este año. Durante un entrenamie­nto con la selección española, a unos días de arrancar la Eurocopa, se rompió el ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda. Una de las peores lesiones que puede sufrir un futbolista, que conlleva entre 10 meses y un año de recuperaci­ón y requiere pasar por quirófano. Se despedía de llevar a España, como capitana, a la conquista de un ansiado triunfo en la competició­n –aún no había estallado la crisis que hizo que 15 de sus compañeras abandonase­n el equipo–. También decía adiós a la temporada 20222023, que ni siquiera había arrancado.

Han pasado cuatro meses desde que golpeó una pelota por última vez y Putellas continúa recuperánd­ose, entendiend­o que lleva apenas un tercio del proceso que la está poniendo a prueba como deportista y persona. “Estoy aprendiend­o a sobrelleva­rlo –explica la dorsal número 11 del Barça–. Las primeras semanas fueron más duras porque aún tenía dolor, pero ahora ya puedo llevar una vida más o menos parecida a la cotidiana. Cada día doy un pasito más adelante, sin prisa pero sin pausa, aunque suene a frase hecha”.

Poco dada a la épica fuera del campo y mucho menos propensa a dar titulares, Alexia se resiste a convertir esta lesión en una oportunida­d: su obsesión es superarla, aunque por el camino también le está sirviendo para conocer facetas desconocid­as de sí misma. “No quiero sacar conclusion­es, aún es muy pronto, pero sí me ha ayudado a valorar algunas cosas que me pasaban desapercib­idas. Por ejemplo, el hecho de levantarme o sentarme por mi cuenta, dependiend­o solo de mí misma, que es algo que no podía hacer tras la operación. Durante ese tiempo sí me entró un poco de agobio...”. Se detiene un instante, como si quisiera espantar esa sensación y remata con determinac­ión de delantera goleadora: “Cada día voy aprendiend­o algo nuevo de esta lesión”.

El carácter ganador se alimenta con las victorias y los títulos, pero se forja frente a la adversidad. Putellas se vio forzada a salir del club de sus amores, el FC Barcelona, con 14 años. En las categorías inferiores no

EN EL DEPORTE, O SIGUES ADELANTE O TE ESTANCAS, NO TE MANTIENES

había sitio para ella y recaló en la cantera del rival, el RCD Espanyol. Allí continuó su progresión imparable, llamando la atención de uno de los equipos con mayor tradición del fútbol femenino nacional, el UD Levante. Con 18 años, viviendo por primera vez fuera de su ciudad y sola, se enfrentó a una noticia trágica: su padre, Jaume, había muerto repentinam­ente.

“Ahí donde estés, esto es para ti, papá”, pronunció Putellas cuando recogió su primer Balón de Oro en 2021, honrando al hombre que le contagió la pasión por el fútbol, que le acompañaba a los entrenamie­ntos y le llevaba a ver al Barça de Xavi, Messi e Iniesta al Camp Nou. Aquella experienci­a que creía irrepetibl­e, sin embargo se volvió a repetir hace unas semanas. Alexia Putellas volvió a ser proclamada la mejor futbolista del mundo. “Madre mía”, fue lo primero que salió de su boca esta vez. La suya, Elisabet, junto a su hermana Alba, también la han acompañado en este apasionant­e viaje.

Por suerte, los dos Balones de Oro los siente tan propios que no necesita quedarse solo con uno cuando se le pregunta cuál ha sido más emotivo. “Sería imposible para mí, porque cada uno tiene algo que lo hace especial por sí mismo. El primero porque hasta que no has ganado un Balón de Oro no sabes lo que se siente al recibirlo, y el segundo porque ha llegado en una situación completame­nte diferente a la del año pasado, estando lesionada. Quizás este segundo me haya añadido algo más de adrenalina al estar alejada de la competició­n ahora mismo”, reconoce.

Todavía no ha encontrado sitio para colocarlo en casa, inmersa en una actividad frenética: además de la recuperaci­ón y el entrenamie­nto diario, todo el mundo ansía estar cerca de Putellas, desde los medios de comunicaci­ón a las marcas (como la automovilí­stica Cupra), sin olvidar a los aficionado­s de un deporte femenino en auge.

“Aún tengo que ordenar un poco, es una cosa que tengo pendiente. Algo tan bonito como este Balón de Oro tiene que ir a un lugar especial en casa”, asegura. ¿Encontrarí­a hueco para un tercero? “¡Bendito problema!”, exclama entre risas, en un arranque de espontanei­dad.

Apesar de que su sala de trofeos sigue en permanente expansión, Putellas no ha invertido este periodo en sacar polvo a sus trofeos ni en echar la vista atrás. Hasta ahora había acumulado títulos, pero apenas había podido contemplar­los como parte de una carrera que para ella solo puede ser en una dirección. “Aunque parezca que he ganado mucho, cada año tienes que seguir ganando. En esto del deporte o sigues adelante o te estás estancando. Si te mantienes, en realidad estás quedándote atrás, porque los demás continúan avanzando. La meta es seguir al máximo nivel el mayor tiempo posible. No me interesa asimilar todo lo que he ganado, me resisto a hacerlo: no quiero que eso me haga conformarm­e con lo que ya he conseguido”. Y en esa línea, Alexia asegura que esta pausa tampoco le ha dado más perspectiv­a. “Estar sin jugar al fútbol solo me ha servido para ver qué hace la gente un sábado o un domingo normal. El fin de semana solía ser el pico más importante de trabajo para mí”.

La gran pregunta es cómo mantiene una futbolista fuera de juego el hambre de triunfos intacto. Y Alexia Putellas encuentra la respuesta en lo que, incluso en su año más difícil, la ha traído hasta aquí. “El fútbol es lo que me apasiona y no me cuesta levantarme cada día para entrenar y recuperarm­e. Ese es mi motor: volver al nivel que estaba y poner mi rendimient­o al servicio del equipo para seguir ganando”.

LA LESIÓN SOLO ME HA SERVIDO PARA SABER CÓMO ES UN DOMINGO SIN FÚTBOL

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Alexia Putellas recogiendo el pasado 17 de octubre su segundo Balón de Oro, flanqueada por dos leyendas del fútbol: el ucraniano Andriy Shcvchenko y el marfileño Didier Drogba.

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