ABC - Mujer Hoy

ANDREW MORTON

Diana siempre vio en Harry al compinche de Guillermo, pero ya veremos si no acaba convertido en su sicario

- Por Ixone DÍAZ LANDALUCE

Es el biógrafo más famoso del mundo. Y se lo debe todo a la familia real británica. Su libro Diana: su verdadera historia sacudió los cimientos de Buckingham Palace en 1992. Ahora, le dedica su última obra a Isabel II. Hablamos con él sobre The Crown, el rey Carlos III y las esperadas memorias del príncipe Harry.

Aunque nunca la conoció personalme­nte ni habló jamás con ella, es difícil imaginar una relación más íntima que la que Andrew Morton mantuvo con Diana de Gales. Con ayuda de un intermedia­rio – el amigo de la princesa James Colthurst–, Morton entrevistó a Diana por entregas: el preparaba preguntas íntimas; ella grababa cintas de casete respondién­dolas, sin dejarse ni un detalle. Así se escribió Diana: su verdadera historia, probableme­nte la biografía más famosa de la familia real británica, la que desembocó en el divorcio de los príncipes de Gales por las confesione­s de la princesa sobre su lucha contra la bulimia, sus intentos de suicidio y el affaire del entonces heredero, y ahora rey, con Camilla Parker Bowles. La quinta temporada de The Crown relata el episodio con precisión porque el propio Morton fue asesor de la serie de Netflix. “Mi historia es el equivalent­e royal a Todos los hombres del presidente: las reuniones, las llamadas desde teléfonos públicos, la preocupaci­ón por si nos seguían, la ansiedad... La serie transmite algo de eso, pero fue mucho más intenso y dramático, porque el secretismo era vital y nos preocupaba mucho que nos espiaran. Entraron en mi oficina en busca de material, a James le tiraron de su bicicleta en el centro de Londres... ”, recuerda. El escritor solo confirmó la participac­ión de Diana en el libro después de su fallecimie­nto, en 1997. “Tras su muerte, se convirtió en un personaje histórico inmenso. Era absurdo mantener el secreto”, cuenta el escritor, a través de Zoom, desde su residencia en California.

Morton, un periodista bregado en los tabloides y convertido en biógrafo no oficial de la familia real británica, lleva cuatro décadas construyen­do una red de insiders entre miembros de la corte, correspons­ales reales y, como en el caso de Diana, fuentes directas. Después de escribir sobre casi todos los miembros de la familia, en su último libro La reina (Editorial Espasa) disecciona a la “señora jefa”, como la llamaba Diana. En él, revela que, pese a la percepción pública, Isabel II sentía debilidad por la princesa. “Su relación era de respeto mutuo, pero también de mutua incomprens­ión. La reina tenía un carácter estoico, era muy contenida; Diana era muy sensible y emocional. La reina era el labio superior rígido y Diana, el labio inferior tembloroso. Pero la respetaba, porque Diana era capaz de conectar con la gente de una manera que ella no podía”.

El próximo 10 de enero salen a la venta otra memorias potencialm­ente explosivas: las del príncipe Harry. “Hablará sobre la traumática muerte de su madre, su odio a la prensa será otro tema central, igual que su relación con su padre y su hermano. Pero te garantizo que la que mejor parada saldrá será Isabel II”, explica Morton. En opinión del escritor, su serie documental para Netflix tendrá otro tono. “Se supone que esta es su historia de amor. Con esas imágenes en blanco y negro, parece un anuncio de Gucci. Será más suave. Habrá más flores y corazones que cuchillos y hachas”.

Pese a eso, el escritor no cree que los Sussex y la familia real puedan reconcilia­rse. “Si tú fueras el príncipe Guillermo, ¿confiarías en tu hermano? ¿Confiarías en que no estará tomando notas para vender su historia en televisión? Creo que a Diana le entristece­ría mucho, porque siempre vio en Harry al compinche de Guillermo, pero ya veremos si no acaba convertido en su sicario”, explica. Pese a la manifiesta tensión con su hermano (y a los rumores que relacionab­an al heredero con una conocida aristócrat­a y que ocuparon los titulares hace un par de años), a su juicio el príncipe Guillermo y Kate Middleton forman una pareja sólida. “Son muy afectuosos, tienen una agenda común y llevan 11 años casados. Creo que están comprometi­dos y que se apoyan mutuamente. A Catherine le ha costado aceptar lo que significa ser royal, pero está haciendo un gran trabajo. Tiene una buena combinació­n de inquietud y glamour. Y él, que era un orador tímido, ahora está más seguro de sí mismo”.

Tras la muerte de Isabel II, el estreno de la quinta temporada de The Crown se convirtió casi en un asunto de estado en el Reino Unido, con algunos miembros del establishm­ent, como el ex primer ministro John Mayor, manifestán­dose contra la serie creada por Peter Morgan. Para Morton, en cambio, humaniza a los Windsor. De hecho, dice, son las partes más fieles a la realidad las menos halagadora­s para la familia. “A Carlos se le ha dado un pase gratis. Dominic West le interpreta como una persona progresist­a, elocuente, reflexiva, algo provocador­a, un buen tipo. En mi opinión, es una versión muy edulcorada. Carlos III debería concederle a Morgan un título nobiliario”, dice con ironía.

Medio en broma, medio en serio, a Morton le gusta decir que Camilla le debe mucho. Con el paso de los años, la percepción de su relación con Carlos ha dado un vuelco hasta casi interpreta­rse como un cuento de hadas, con un punto macabro, pero final feliz. ¿Se ajusta esa idea romántica a la realidad? “No cabe duda de que es una relación apasionada. Diana llegó a leer las cartas de amor que Camilla le escribía a Carlos y todos conocemos las cintas en las que él le decía que quería ser su támpax...”.

Con la coronación prevista para mayo, Carlos III se enfrenta a un inicio de reinado marcado por la inestabili­dad política. “Creo que será un rey más afable que Isabel II, aunque de una manera masculina. Al contrario que su madre, ha accedido al trono con mucha experienci­a y muchas ideas”. Su especial conexión con la reina Letizia siempre ha llamado la atención de la prensa en España. Morton lo confirma: “Se lleva bien con los dos, tanto con la reina Letizia como con el rey Felipe, pero nadie parece tener una buena relación con el rey Juan Carlos”, deja caer el escritor con una sonrisa.

La última temporada de The Crown también explora la relación del duque de Edimburgo con la aristócrat­a Penny Knatchbull, algo de lo que, supuestame­nte, Isabel II estaba al tanto. “Cuando empecé a escribir sobre la familia real hace 40 años, me contaron que tenía una familia secreta en Norfolk. Luego, otra en Alemania y una más en Australia... Se decía que era un chico ocupado. Durante décadas, los biógrafos han tratado de confirmar los rumores sobre sus amantes sin éxito. Aunque le encantaba hablar con la chica más guapa de la fiesta, era consciente de que todos le observaban. La realidad es que nadie conoce la verdad. Sigue siendo una pregunta abierta”.

Morton, que describe a Isabel II como una “reina reticente y una persona tímida y modesta” que tuvo una infancia “menos Disney y más hermanos Grimm” subraya que el mayor malentendi­do acerca del personaje tiene que ver con su papel como madre. “Siempre se ha dicho que era distante y fría, pero era muy maternal: su ambición era tener una casa en el campo, perros, caballos y niños. Pero tuvo que suprimir ese instinto porque se convirtió en reina con 25 años. Y con una educación bastante irregular, ¿cuál fue su primera reunión? Winston Churchill, héroe de guerra, un icono británico”. Tres meses después de su muerte, para Morton el legado de Isabel II se resume en dos palabras: “Estabilida­d y continuida­d, la garantía de que la dinastía continúa después de ella. El trabajo de una soberana es ser, no hacer. Y ella era”.

La realidad sobre las supuestas amantes del duque de Edimburgo es que nadie sabe la verdad

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Los príncipes Guillermo y Harry, con Kate Middleton y Meghan Markle, durante los funerales de Isabel II.
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Sobre estas líneas, Isabel II con Diana de Gales, en un partido de polo en 1987. A la derecha, el duque de Edimburgo y la aristócrat­a Penny Knatchbull, en 2007.
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