AYANTA BARILLI

Una lista con 100 libros, la novela que vio escribir y un buen puñado de clásicos.

Cuando yo tenía 17 o 18 años, mi padre me escribió en un papelito los 100 libros que debía leer. Los compré poco a poco y siguen en mi biblioteca, porque pertenecen al momento de descubrimiento de ese yacimiento que es la literatura. Mis amigos me la pedían y yo hice fotocopias, hasta que se deshizo... pero tuvo una larga estela”. El autor de esa lista fue el escritor Fernando Sánchez Dragó, que falleció pocos días antes de que su hija Ayanta Barilli (Roma, 1969) publicara su última novela, Si no amaneciera (Planeta), la despedida de un padre y su hija. Con él pasó sus veranos infantiles viajando, mientras el escritor preparaba Gárgoris y Hábidis (Planeta), “un libro extraordinario, pero que no leí hasta el verano pasado; cada lectura tiene su momento”. Él también influyó en sus primeras elecciones: “Me recuerdo con siete años, haciendo como que leía un libro de Colette, para encontrar un hueco en una familia tan lectora. Aunque me impactó Alicia en el país de las maravillas”. En la juventud llegaron los rusos: “Ana Karenina, de Tolstói, o Crimen y castigo, de Dostoyevski. Más tarde tuve una etapa francesa, con Madame Bovary, de Flaubert, o Bel-Ami, de Maupassant. Y luego otra en la que solo leía a Stefan Zweig. Me volví loca”.

Actriz, ayudante de dirección y directora artística de teatro durante años, la escritora nos recomienda Incendios (Krk ediciones), de Wajdi Mouawad, “una de las obras de teatro más importantes que se han escrito. Y adaptada al cine, Lo que el viento se llevó (Reino de Cordelia), de Margaret Mitchell. Soy una friki de la película y la novela es muy interesante”. ¿Más recomendaciones? “Me ha gustado mucho El peligro de estar cuerda (Planeta), de Rosa Montero, y he leído apasionadamente El manantial (Deusto), de Ayn Rand”.