FRÍIDA ÍSBERG EL FUTURO ESTÁ ESCRITO
De la escena literaria islandesa a George Saunders y Naomi Alderman, la autora nos habla de sus novelas favoritas.
Provocadora y original, La marca (Random House) nos traslada a un Reikiavik futurista en el que se miden los niveles de empatía de la ciudadanía para identificar potenciales conductas antisociales. Un avance tecnológico que lleva a sus protagonistas a enfrentarse a verdades incómodas sobre sí mismos y la sociedad. Su autora, Fríida Ísberg (Reikiavik, 1992), revelación de las letras islandesas, señala 10 de diciembre y El día de la liberación del norteamericano George Saunders como referentes porque “con alegría y humor” son “muy especulativas con la tecnología futurista, hablan sobre su impacto en la sociedad y las relaciones personales”. Al igual que LoveStar, de su compatriota Andri Snaer Magnason, “una novela que se publicó en 2001 y lo predijo todo”.
Ísberg reconoce que El poder de Naomi Alderman fue “muy influyente” para su libro, porque cuenta con “muchos personajes principales que ofrecen diferentes puntos de vista”. De su compatriota Kristín Eiríksdóttir valora su capacidad “para trabajar con los dos lados de la historia”, asentando sus historias en “narradores poco confiables”, como en Hvítfeldt y Tól.
La primera está entre sus obras favoritas, igual que “la trilogía de Rachel Cusk A contraluz” y toda la obra del recientemente fallecido Paul Auster. Pero, antes que novelista, Ísberg es poeta y amante de la poesía. “Para mí, una novela es como una revista, pero la poesía es un disco de vinilo que te pones una y otra vez”, confiesa. Y en este género “el libro más preciado de mi biblioteca es Waitress in an old restaurant, de Kristin Ómarsdóttir”, aunque señala que el poema que “arranca y finaliza de forma perfecta es Madrigal, del Premio Nobel sueco Tomas Tranströmer”, presente en su libro El cielo a medio hacer.
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