La señora de la Cámara de Representantes
Fue una excepción en una democracia con pocas mujeres en primera fila
La política en Estados Unidos tiene un problema machirulo. En comparación con otras democracias occidentales, el número de mujeres con escaño a nivel federal es más bien reducido y no se corresponde con el acceso femenino a toda clase de puestos de responsabilidad en la sociedad americana. De forma periódica, como ocurre ante las próximas elecciones legislativas en la era del #MeToo y Trump, se especula con la posibilidad de una rectificación, pero el déficit de mujeres en la colina del Capitolio resulta más bien contumaz.
En este contexto es donde se explica la relevancia de Louise Slaughter, que desde la izquierda del Partido Demócrata consiguió ser elegida y reelegida 16 veces consecutivas para su escaño en la Cámara de Representantes, convirtiéndose en una de las legisladoras de EE.UU. más activas y veteranas. Desde su distrito –que comprendía la zona de Rochester, junto a la frontera de Canadá, en la parte occidental del estado de Nueva York– Slaughter terminó por convertirse durante sus tres décadas de servicio en el Congreso en una voz prominente para la causa de las mujeres y la diversidad.
Slaughter nació hace 88 años en Kentucky, no perdiendo su acento sureño al mudarse con su familia hasta upstate Nueva York. Estudió microbiología y salud pública, extendiendo esos intereses a su gradual carrera política hasta presentarse y ganar un escaño en Washington en 1986. En la Cámara Baja llegó a presidir el decisivo Comité de Procedimiento, encargado de organizar la actividad legislativa. En esa posición, clave para el control de la agenda parlamentaria, se batió con sus rivales republicanos y al mismo tiempo se ganó su respeto.
El Speaker republicano, Paul Ryan, al ordenar las banderas a media asta en el Capitolio, ha dicho de su colega: «Louise era una gigante en la Cámara del pueblo. Louise no necesitaba de un mazo para dejar su marca en la historia. Fue incansable en la lucha por sus ideas y la gente de su distrito». Entre sus batallas parlamentarias destacan múltiples cuestiones de índole sanitaria, la seguridad de los equipos utilizados por los soldados del Pentágono, el derecho al aborto y la no discriminación genética, estándares éticos de gobernanza, respaldo público a la cultura y legislación contra la violencia de género.
En el impeachment contra Bill Clinton, Slaughter fue partidaria de evitar un juicio político al presidente en mitad del escándalo sobre sus relaciones con una joven becaria de la Casa Blanca. A pesar de su voto, la congresista criticó públicamente la conducta del presidente tanto con Lewinsky como algunos de los tratos acordados con la oposición republicana. Según dijo: «No me interesa lo que le pase a Bill Clinton. Lo que me preocupa es nuestro país y la Constitución».
En una entrevista concedida el mes pasado, Louise Slaughter explicaba a un periódico de su distrito que ella no ganaba elecciones imponiéndose a sus rivales sino en virtud de sus logros. Y que la veteranía en el Congreso, le permitía ser más efectiva.