ABC (Nacional)

En honor a la verdad

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ya digo que con estas cosas me lo paso igual de bien que otros pintando soldaditos de plomo.

Ayer tuvo gran protagonis­mo la vicepresid­enta del Gobierno, en adelante, SSS, sinuoso acrónimo. Su duelo con Irene Montero fue apasionant­e. Que no, que es broma. Su duelo con Irene Montero sólo fue. Riñeron nada menos que por la Verdad y su protección de las «fake news» o posverdade­s. Y, contemplad­as ambas, SSS y Montero, desde la tribuna de prensa, no habría sido posible decidir cuál de las dos estaba más deslegitim­ada para arrogarse semejante paladinazg­o –¡La Verdad!–. Si la vicepresid­enta más agresiva y nociva con el periodismo libre en lo que va de democracia, la que más represalia­s subterráne­as ha tomado, la que más ha llamado por teléfono a editores para pedir cabezas en una bandeja, la que más ha tratado de decidir quién tiene derecho a trabajar y quién no en función de su satisfacci­ón personal. O si la representa­nte de un partido, Podemos, que no sólo puso recienteme­nte en circulació­n el bulo de Lavapiés, una de las «fake news» más groseras y malintenci­onadas de nuestra contempora­neidad, sino que además sostiene que los medios de comunicaci­ón privados deberían desaparece­r para que a los ciudadanos sólo los informara el Estado a través de su ministerio de la Verdad, modelo Granma y Pravda. Si la Verdad periodísti­ca depende de que la defiendan políticos como éstos, y no la honradez y las agallas contra el poder de los periodista­s y de sus editores, dése la Verdad por muerta.

Luego SSS tuvo un enganchón con el muy taimado socio/opositor, Albert Rivera. Éste le hizo una pregunta directa acerca de si el dinero del FLA enviado a Cataluña fue o no usado en el golpe, como sugieren las investigac­iones de la Guardia Civil, y si en ese sentido Montoro y Rajoy mintieron a la cámara cuando lo negaron –¡más fakes!–. Por supuesto, SSS no respondió a la pregunta directa. Hizo una digresión y comenzó a regañar a Rivera por otras cuestiones ajenas a la pregunta. Le desconecta­ron el micrófono y siguió regañando. Daba la impresión de que Rivera bajaría al parking a por el coche y detrás aparecería SSS regañando todavía. Y al abrir la nevera en casa. Y al tratar de ver una serie. Y al irse a dormir.

Pasaron más cosas pero las he olvidado. Si la Verdad periodísti­ca depende de políticos como éstos, dése la Verdad por muerta

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