Mantendrá la alta rentabilidad mientras electrifica la marca
Porsche afronta su aterrizaje en el mercado de los vehículos eléctricos con el reto de mantener su alta rentabilidad. La marca publicó sus resultados de 2017 la semana pasada, en los que destacó un margen de beneficio del 17,6%, el más alto del sector, mejorando el 17,4% de 2016. Tanto su consejero delegado, Oliver Blume, como su responsable de Finanzas, Lutz Meschke, insistieron en que su objetivo es mantenerlo por encima del 15% mientras la compañía se prepara para afrontar la triple revolución que afronta el sector: el desarrollo de propulsores eléctricos e híbridos, la digitalización y la conectividad de los coches.
«Los tres son grandes retos que requerirán de grandes inversiones», aseguró Meschke. Recientemente la marca anunció que duplicará la inversión en electromovilidad prevista hasta 2022 de 3.000 a 6.000 millones de euros. Esta cantidad se destinará a continuar desarrollando su gama híbrida, formada actualmente por variantes enchufables de su SUV Cayenne y de su berlina deportiva Panamera. También a la fabricación de la versión de producción de su prototipo eléctrico Mission E y de sus derivados, que llegarán a partir de 2019, y a la adaptación de las instalaciones de la marca en Zuffenhausen para el montaje de vehículos eléctricos; así como al desarrollo de puntos de recarga rápida, y también a la implantación de soluciones de movilidad inteligente. «A medio plazo, queremos obtener beneficios de doble dígito en la venta de servicios digitales», avanzó Meschke.
En 2017, Porsche, que este año celebra su 70 aniversario, incrementó sus ventas un 4%, hasta 246.375 coches, en el mejor ejercicio de su historia. Registró unos ingresos de 23.500 millones, un 5% más, y un resultado operativo de 4.100 millones. Gracias a ello, premiará a sus empleados con un bonus de 9.656€.