ABC (Nacional)

La selección, el refugio de Isco

- ENRIQUE YUNTA LAS ROZAS

Para entender la entrega absoluta que Julen Lopetegui tiene hacia Isco, basta con rescatar la primera comparecen­cia del selecciona­dor, con fecha del 26 de agosto de 2016. El madridista se cayó a última hora por lesión, pero el técnico pidió la palabra y destacó que hubiera estado sí o sí entre los elegidos de no haber sufrido un percance físico, remarcando su interés en un futbolista al que venera y con el que vivió momentos estupendos en la sub 21 como cuando ganaron el Europeo de la categoría. A la segunda, Lopetegui ya pudo contar con el andaluz y su convocator­ia generó cierto debate, pues no tenía demasiada presencia en el Real Madrid y el selecciona­dor no cumplía con el criterio básico que se marcó cuando llegó al cargo (teóricamen­te, siempre iban a acudir a Las Rozas los futbolista­s que tuvieran rodaje, ritmo y protagonis­mo en sus equipos). «Hubiera estado mejor que Isco contara con más minutos, pero en base a ese escenario creo que nos puede ayudar en momentos puntuales. Ha jugado solo 57 minutos en Liga, que es poco, pero a pesar de esa situación hemos apostado por él porque me gusta. Además, entendemos que no es lo mismo no jugar en el Real Madrid que no jugar en otro equipo, y eso lo analizamos», defendió el vasco. Entonces y ahora, España es el refugio de Isco, apagado en este último tramo en su club después de un inicio de curso arrebatado­r.

En los últimos meses, el malagueño no aparece en el recopilato­rio de los mejores momentos y Zidane se ha acostumbra­do a crear alineacion­es sin él, pues únicamente le ha incluido en el once en tres de las diez últimas tardes y le ha sustituido 23 de las 29 veces en las que ha sido titular este curso. Con todo, en Las Rozas recupera el papel de actor principal y Lopetegui le sienta en el diván para tratar de recuperar esa magia. «Es un jugador interesant­ísimo, personalme­nte me apasiona», repite.

La gran noche de Italia

Isco ha correspond­ido siempre a esa pasión con actuacione­s notables con España. De los 16 encuentros de Lopetegui, el centrocamp­ista ha jugado once, pieza básica en noches fundamenta­les como la del Bernabeú ante Italia con dos golazos. Y de estas once citas destacan los seis tantos del madridista, que se siente liberado por detrás de los delanteros cuando viste de rojo. Isco juró bandera con Vicente del Bosque, pero se quedó fuera del Mundial de Brasil y tampoco acudió a la Eurocopa de Francia de hace dos veranos, un golpe que le dejó anímicamen­te tocado. Nadie cuestiona ahora su presencia entre los 23 que irán a Rusia, por fin reclutado para una gran cita, aunque Lopetegui ya admitió cierta preocupaci­ón en su día cuando no tenía cuota de pantalla en el Madrid. Ahora está en las mismas, y su bajón es evidente, pero el técnico nacional opta por alimentar la confianza de un futbolista especial, del que últimament­e se recuerdan solo algunos minutos de lucidez en la ida de los octavos de la Champions ante el PSG. Zidane, de todos modos, se ha empeñado en repetir una y otra vez que no quiere que se aleje del Bernabéu, un rumor extendido. «Es un gran futbolista. Ya lo demostró en el pasado y lo hará otra vez. Lo quiero en mi equipo y pretendo que pase toda su vida aquí. Es una mentira que quiero que sea vendido en el verano», zanjó hace poco. Para volver a ser Isco, toca confesarse con Lopetegui en la selección, su mejor refugio. Después de quedarse fuera de la última Eurocopa, nadie duda de su presencia en Rusia Acostumbra­rse a ganar genera el problema de dejar de valorar debidament­e las victorias y los títulos. Es el riesgo que conlleva la autocompla­cencia, denunciada hace años por Joan Laporta y que ha llevado en los últimos años al socio azulgrana a minusvalor­ar títulos como la Copa del Rey. Eso y la connotació­n política que conlleva el trofeo son la única explicació­n para la escasa demanda por parte del «soci» para acudir a la final ante el Sevilla que se disputará en el Wanda Metropolit­ano el próximo 21 de abril. El Barcelona abrió este pasado lunes el proceso de petición de las 16.223 entradas que le había otorgado la Federación pero ayer por la tarde, cuando concluyó el periodo de gracia para los socios de la entidad, aún quedaban 5.713 entradas por repartir. Algo inusual para una entidad acostumbra­da a que la demanda superase a la oferta.

El club azulgrana trata de explicar esta desgana de la masa social azulgrana por los precios de los billetes, que oscilan entre los 45 y los 150 euros, además de por el hecho de tener que recogerlos presencial­mente en Madrid antes de la final, decisión con la que se trata de evitar la reventa y de que se reproduzca­n imágenes recientes de grupúsculo­s rivales en la zona asignada a los culés.

No obstante, la Copa del Rey ha dejado de ser un título importante en el Camp Nou. En los últimos diez años el Barcelona la ha ganado cinco veces y ha sido finalista en tres ocasiones más. Ese descenso en el entusiasmo por un título que en años no tan lejanos salvaba temporadas se ha notado también en las últimas eliminator­ias. El ejemplo más reciente está en la ida de la semifinal ante el Valencia disputada en el Camp Nou, con media entrada. Solo 59.959 seguidores se dieron cita para arropar al equipo tras haber eliminado al Murcia, Celta y Español.

Se amplía el plazo

El Barcelona ha tratado de incentivar a sus socios para que compraran entradas enviándole­s un mensaje al móvil y un correo electrónic­o. El club ampliará ahora el plazo de inscripció­n. La situación sociopolít­ica que se vive en Cataluña también ha incidido en la decisión del socio, reacio a desplazars­e a Madrid y a defender un título que homenajea al Rey.

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