Y Torra se sumó al piquete «indepe»

Los abanicos amarillos casi robaron ayer el protagonismo a las pancartas, camisetas y lazos reivindicativos. Las movilizaciones con motivo de la visita de Don Felipe a Tarragona pusieron en alerta una ciudad que temía que la escalada política pudiera empañar la jornada inaugural de los Juegos, pero el fracaso en las convocatorias despejó todos los miedos.

La ANC y Òmnium intentaron movilizar una marea amarilla. La convocatoria, citada curiosamente en el Parque de la Reconciliación, reunió a unas 300 personas bajo un intenso calor, una cifra que se consiguió en el último momento tras anunciarse la presencia a última hora del presidente Torra, convertido, no es sorpresa, en un activista más.

Los manifestantes, que se protegieron con gorras y abanicos amarillos, clamaron contra el Rey y exigieron la libertad de los políticos encarcelados. Además, estrenaron un arsenal de pancartas con logos nuevos y pensados en inglés para la imagen internacional: «Better place under construction» (un mejor lugar en construcción) o fotos de la tensión vivida en las calles el 1-O con escritos escuetos como «¿Legal?», fueron algunas de las nuevas adquisiciones.

Algo más caldeada fue la situación a las puertas del Nou Estadi. Detractores y seguidores de la Monarquía se reunieron en los accesos para recibir, cada uno a su manera, a Don Felipe. Un fuerte cordón policial evitó cualquier incidente.

Dentro del Nou Estadi apenas hubo polémica. Centenares de banderas españolas, decenas de catalanas, y también unas cinco esteladas y otras cinco de Tabarnia, recibieron a las autoridades, en el único guiño político que tuvo la fiesta inaugural de los Juegos.