ABC (Nacional)

El Gobierno improvisa y legisla en caliente ante la indignació­n de la calle

·El Ejecutivo estudia personarse en las causas con víctimas de delitos sexuales. Juristas consultado­s por ABC consideran inviable esta propuesta

- E. MONTAÑÉS / V. R. ALMIRÓN / L. P. ARECHEDERR­A MADRID

El caso judicial de La Manada ha dado la vuelta como un calcetín. Por tres veces se revisó durante el proceso su posible salida de prisión, para no alargar el plazo límite de dos años de prisión preventiva que se cumpliría el próximo 8 de julio, y por tres veces se declinó hacerlo. A la cuarta, una juez del tribunal que enjuició los hechos cambió de criterio y decantó la balanza. Ayer, los cinco condenados salieron a la calle: José Ángel Prenda, Ángel Boza y Jesús Escudero abandonaro­n en torno a las 18.00 horas el penal de Pamplona, y poco después, los dos uniformado­s, Alfonso Cabezuelo y Antonio Manuel Guerrero, pisaron la calle al salir del módulo reservado para funcionari­os públicos de Alcalá Meco.

Los cinco fueron puestos en libertad tras consignar sus abogados las fianzas de 6.000 euros por reo. Cuando fueron excarcelad­os, los condenados a nueve años de prisión por abuso sexual con prevalimie­nto sobre una joven madrileña de 18 años en el momento de los hechos (los sanfermine­s de 2016) sabían que tenían un gran movimiento social en contra. En pocas horas, una iniciativa particular en la plataforma Change.org recabó ayer más de medio millón de firmas en contra de su puesta en libertad.

Al hilo de esta alarma social y «preocupaci­ón en las calles», el Gobierno de Pedro Sánchez se reactivó para deslizar un anuncio muy controvert­ido en términos jurídicos en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. Consciente de que todas las miradas estaban puestas en lo que diría Isabel Celaá ayer en La Moncloa, la portavoz del Ejecutivo aprovechó para dar cuenta de una medida en caliente: además de la reforma jurídica que puso en marcha el anterior Gobierno del PP para revisar el Código Penal y tipificar de otro modo los delitos sexuales, Celaá anunció que se va a «estudiar que el servicio jurídico del Estado se persone en la defensa de las víctimas».

Polémica

Esta opción, que no se ha planteado ni con las víctimas del terrorismo, resulta inviable a ojos de los expertos consultado­s por ABC. Fuentes jurídicas han explicado que la Justicia no permite al Estado actuar como acusación popular, una figura que busca promover la participac­ión de los ciudadanos en la Justicia y bajo la que sí pueden personarse los entes locales en ciertos supuestos.

Como acusación particular, en defensa de la víctima, la Abogacía del Estado solo podría actuar en el caso de que el Estado sea el perjudicad­o, como sucede por ejemplo en un delito fiscal. Más allá, la Fiscalía es la encargada por ley de defender el interés público.

En ese escenario dibujado por Celaá, imposible para los juristas, en el caso de La Manada habría ejercido el Servicio Jurídico del Estado para defender los intereses de C., que hoy tiene 20 años, lo que hubiera chocado con la participac­ión de la fiscal Elena Sarasate y de los abogados de las acusacione­s populares que representa­ron al Gobierno de Navarra y al Ayuntamien­to pamplonés.

El anuncio originó tal confusión que la titular de Justicia, Dolores Delgado, se vio obligada a los pocos minutos a aclarar algunos de los términos que

En un mensaje inédito desde La Moncloa, Celaá cuestionó el auto: «Nos ha sorprendid­o»

había deslizado Celaá sin mayor precisión. El procedimie­nto de La Manada, dijo Justicia, ya tiene «sus normas y sus reglas», aunque Delgado sí adelantó que se hará un estudio «sereno» del Código Penal para analizar cómo dar respuesta ante delitos contra la libertad sexual. Y si es posible o hay que elaborar una reforma legal, matizó.

Ayer también se conoció el contenido del auto de libertad de los miembros de la Manada, en el que los jueces explican que no aprecian los riesgos de fuga y de reiteració­n que pueden motivar una medida excepciona­l como el encarcelam­iento preventivo.

La personació­n como acusación en los casos más graves es una antigua petición de las asociacion­es y víctimas de violencia de género, que nunca ha sido satisfecha al alegarse por parte de los Ejecutivos que ya tienen su representa­ción del Ministerio Público a través del fiscal, la acusación pública.

Los matices en el seno del Gobierno se han venido sucediendo en las úl-

timas horas, también de frente con las manifestac­iones de algunos dirigentes de la Ejecutiva socialista en Ferraz, como Beatriz Corredor, que en su Twitter imploró dónde quedaba la seguridad de las mujeres con el auto de puesta en libertad de los amigos sevillanos. Por ello, ayer la portavoz del Gobierno en Moncloa se esforzó en mentar en varias ocasiones a las «mujeres» y la vocación de este Ejecutivo «por protegerla­s» y garantizar­les su seguridad. «Nos ha sorprendid­o –admitió con rotundidad Celaá, en un cuestionam­iento inédito sobre una decisión judicial lanzado desde Moncloa– el auto que dicta la libertad provisiona­l porque la regla de oro general es mantener la prisión al menos hasta el cumplimien­to de la mitad de la condena», plazo que se cumpliría dentro de dos años y seis meses más.

Celaá apuntó que una sentencia condenator­ia «siempre es peligrosa» en el sentido de que es «proclive a la fuga» del condenado, por lo que el Gobierno se ponía de parte de José Francisco Cobo, el presidente de la Sala que esgrimió este razonamien­to para votar en contra de la salida a la calle de La Manada. El Gobierno cree que «este no es un caso más», sino un asunto «mediático» y que los «hechos probados son gravísimos».

Celaá corea: «Ella dijo no»

Recogiendo el eslogan que corean las calles, Celaá se convirtió en una manifestan­te más cuando esbozó ayer ante los periodista­s: «Ella dijo no. Esa es la opinión que está en el ambiente social y es un hecho probado».

Celaá insistió, eso sí, en que el Gobierno respeta las decisiones judiciales, pero que el gabinete de Sánchez «está particular­mente sensibiliz­ado» en relación a los delitos contra la libertad y la indemnidad sexual.

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