Huida desafiante a toda velocidad desde la cárcel de Pamplona
Desde el momento en que las partes tuvieron el auto judicial que decretaba la libertad provisional de los integrantes de La Manada, a las 8.30 horas de la mañana de ayer, comenzó a correr el tiempo para la salida de prisión de los cinco encausados que permanecían en los centros penitenciarios de Pamplona y de Alcalá de Henares en Madrid.
Fueron diez horas pendientes de cualquier movimiento en las puertas de los dos centros penitenciarios, rodeados de decenas de periodistas. «Ya tienen el número de cuenta del juzgado», «han pagado», «han enviado el resguardo al juzgado», y la salida se retrasaba. A la hora de comer, los informadores, concentrados en la cárcel de Pamplona, se turnaban para acudir a un cercano hipermercado a por refuerzos.
En torno a las 17.30 horas comenzaron a verse movimientos extraños en los alrededores de la prisión de Pamplona. Policía y coches. A las 18.00 en punto, las puertas del centro penitenciario se abrieron. Dos jóvenes de barba bien perfilada, con polo y pantalón corto salieron de la prisión. Uno llevaba gafas de sol y el otro una visera. Entre medio, una gran bolsa azul. Dos metros después, un señor de mediana edad y otro joven con camiseta verde. Se le identificaba bien: «El Prenda». Descendieron todos en grupo por una cuesta. Se les pudo fotografiar sin problemas.
Minuto y medio después se introdujeron en un coche SUV negro y de la garita de la cárcel partieron dos coches, el SUV negro y otro tuneado, este último realizó un adelantamiento más que arriesgado y aceleró acompañado de un fuerte petardeo del tubo de escape en el momento en que pasaba desafiante, a toda velocidad, junto a periodistas y fotógrafos. A más de uno puso en peligro. Justo detrás, los tres miembros de La Manada que permanecieron en Pamplona salían acompañados por un joven al volante y al menos una mujer en el asiento de atrás. Jugaron al despiste de algunos coches que les siguieron y emprendieron el rumbo hacia Sevilla.
Hora y media después de la salida de Angel Prenda, Jesús Escudero y Ángel Boza, llegaba a la prisión militar de Madrid la orden de libertad provisional de los otros dos condenados: el guardia civil Antonio Manuel Guerrero y el miembro de la Unidad Militar de Emergencias, Alfonso Jesús Cabezuelo. Ambos abandonaron la prisión en el mismo taxi.