Batalla frontal contra la pedofilia
La fulminante y reciente caída del arzobispo emérito de Washington, el cardenal Theodore McCarrick, pone de manifiesto que el Vaticano no repara en cargos o dignidades a la hora de atajar la lacra de los abusos sexuales a menores. Cada viernes, el Papa Francisco recibe en privado a las víctimas de una práctica que la Santa Sede quiere erradicar con expulsiones y penas de prisión. No está solo. Le acompaña un equipo de expertos, comandados por Sean O’Malley, cardenal de Boston, en el que figuran expertos en prevención, investigación y terapia. No hay misericordia para este pecado.