El párroco de Estella solo se muestra «disgustado» por los periodistas
José Miguel, uno de los dos párrocos con que cuenta la iglesia de San Miguel de Estella, llega justo de tiempo para oficiar la Misa de las 19:00 horas. Con la excusa, sólo acierta a decir «menudo disgusto me habéis dado. No voy a decir nada al respecto», sobre la «restauración» de la estatua de San Jorge en la capilla que pertenece a su iglesia. «Al menos dígame quién ha ordenado la restauración», pregunta el periodista. José Miguel se limita a saludar a un feligrés y entra raudo en la iglesia donde le esperan un puñado de devotos. Lourdes ayuda en las labores parroquiales a José Miguel y a Óscar, el otro sacerdote encargado de la parroquia. «Eso mejor que le preguntes a los párrocos», afirma escuetamente mientras se afana en encender las velas de la iglesia y encender las luces. La mirada de Lourdes denota que sabe quién está detrás de la restauración, pero prefiere no pronunciarse. Se limita a esa callada labor de ayuda voluntaria. La estatua se está ya reparando. Prefieren olvidar y rezan porque el daño sea el menor posible.