PÍCNIC
Rodrigo Cortés estrena el 3 agosto «Blackwood». Veremos a cinco adolescentes problemáticas en un internado que dirige Madame Duret (Uma Thurman). Un internado con ese nombre. Y veremos cosas raras. El director ha nombrado como una de las referencias «Pícnic en Hanging Rock» (1975), la película de Peter Weir basada en la novela de Joan Lindsay. Sofía Coppola también ha dicho alguna vez que «Pícnic en Hanging Rock» ha influido en «Las vírgenes suicidas» y «María Antonieta». Hasta Damon Lindelof dice que ha sido una de las influencias para la segunda temporada de «The Leftovers».
Hoy Cosmo estrena «El misterio de Hanging Rock», la versión televisiva. ¿Era necesaria? Seguramente, no. Pero hay nuevo público al que seducir (y podría decir que desasnar). Australia. 14 de febrero de 1900. Un grupo de alumnas del colegio Appleyard se dispone a pasar un día en el campo celebrando San Valentín. Tres niñas y una profesora desaparecen entre el conjunto imponente de Hanging Rock. Por lo que respecta a la historia, siempre se ha jugado con la ambigüedad de si se trató de hechos reales. Incluso había gente que afirmaba conocer el asunto antes de la novela, que se publicó en 1967 (como los que juraban que habían visto lo de Ricky Martin y el perro en «Sorpresa, sorpresa»).
Si en la película de Peter Weir la directora y dueña del colegio para señoritas era Rachel Roberts, aquí es Natalie Dormer («Los Tudor», «Juego de tronos»). Y resulta más mucho más inquietante. Visualmente, la serie es casi tan atractiva como la película. Siempre y cuando a uno no se le atraganten todas esas lánguidas muchachas de blanco que se hablan con miradas y el tratamiento onírico. Si a uno no le recuerdan al «Bilitis» de Hamilton. Puede parecer lenta pero son seis capítulos para los 110 minutos de Weir. El director australiano contó que, tras una proyección, un distribuidor tiró su taza de café contra la pantalla porque había perdido dos horas viendo un misterio que no tenía maldita solución. Menudo problema. Quizá lo mejor de la serie sean las ganas que produce de volver a ver la película. Eso es bueno.