Una playa discreta para un tráfico impune
de los fondos. Las operaciones contra el tráfico de drogas en general, y el lavado en particular, son escasas para la magnitud del tráfico que existe.
La palabra clave es corrupción. «En verano –relata uno de los interlocutores a modo de ejemplo– alguien recibió un vídeo sorprendente: uno de los traficantes de drogas más poderoso de esta zona, con una decena de órdenes de busca y captura en vigor, departía tranquilamente con unos gendarmes en el arcén de una carretera. Al verlo decidió enviárselo de inmediato a un jefe policial concreto (se omite nombre y cargo concreto por razones de seguridad), del que se fiaba por su honestidad. La reacción del mando explica muy bien lo que sucede: cogió a un grupo de agentes de su confianza y él mismo detuvo a ese individuo. En su todoterreno se intervinieron 7 teléfonos móviles, 15 tarjetas SIM usadas y otras cinco nuevas... y mil euros y 5.000 dirhams en efectivo. Por supuesto, iba a hacer un pago a policías».
La impunidad alcanza situaciones clamorosas, siempre según los testimonios recogidos. «Hay narcos que se pasan diez años en busca y captura y que en ese tiempo han peregrinado a La Meca... Son gente que está bien considerada, con prestigio social porque dan trabajo y mueven dinero. Algunos