El radical que mató a cuatro personas en una sinagoga
«Ha habido gente que se ha enterado de que había encontrado mis ancestros judíos y me han recomendado que no lo diga muy alto», cuenta Orona, que no descarta mudarse a España algún día. «Desde que llegó Trump al poder, tengo cuidado con ello. Su retórica es perniciosa. Para mí ahora es reconfortante pensar que si la situación empeora, tengo un plan para dejar EE.UU».
El proceso de adquirir la doble nacionalidad «es difícil y costoso» para los estadounidenses, dice Koplik: conseguir los certificados, estudiar y aprobar los exámenes, viajar a España, pagar a los abogados. Se tardan muchos meses y es normal pagar unos 6.000 dólares en todo el proceso.
Anastasio Sánchez conoce de primera mano el creciente interés de los descendientes de sefardíes por conseguir la nacionalidad. Dirige el Instituto Cervantes en Albuquerque, el centro donde se realizan los exámenes de español y el de historia y cultura, creado por la ley de 2015. «El año pasado se presentaron unas doscientas personas. Este año va camino de ser más del doble y el que viene esperamos muchas más, porque el plazo para presentar la solicitud acaba el próximo octubre», asegura. Muchos de los alumnos chapurrean el ladino, el español medieval fosilizado que viajó con los sefardíes de España a sus destinos. «No todo el mundo siente miedo, pero sí hay alumnos que se plantean salir del país», dice sobre la tensión política en EE.UU.
Nacionalidad española
Cerca de 6.400 personas en todo el mundo han conseguido ya la nacionalidad española por sus ancestros sefardíes. Muchos de ellos provienen de América, un lugar de huida para los conversos. Solo en este año, 5.700 personas han realizado los exámenes en México, Centroamérica y el Sur de EE.UU.
«El año que viene en Jerusalén» es una oración habitual en el «sedar», la cena de Pascua judía. Algunos en Nuevo México ya se preparan para celebrarla, al menos, más cerca: en Sefarad.