Capo histórico de Ndrangheta
Se ciñó a los cánones de la asociación criminal que heredó de sus padres
Pocos pueden exhibir unas credenciales de pertenencia a la «Ndrangheta» (la mafia calabresa) tan puras como Francesco Barbaro: hijo del matrimonio que dio origen a la «ndrina» (clan) del mismo apellido, se ciñó perfectamente a los cánones de una asociación criminal que, a diferencia de «Cosa Nostra», funciona de una forma horizontal y fragmentada, y se abstiene de desafiar directamente al Estado, según el libro «Mafia, historia de la delincuencia organizada». Este sistema permite a la «Ndrangheta» generar unos ingresos cercanos a los 60.000 millones de euros anuales, procedentes de Italia y de sus tentáculos en diversos países europeos, americanos y también en Australia. En este último país, Barbaro estableció una de sus «sucursales» más poderosas. En Italia, Barbaro logró que su «ndrina» echase sólidas raíces en el norte, de modo especial en Piamonte y en los municipios lombardos de Corsico y Buccinasco, ambos ubicados en la provincia de Milán.
Otra prueba de la ortodoxia «ndranghetiana» que ha caracterizado la gestión de Barrero al frente de su «ndrina» es su manejo de las personas bajo su autoridad, que también se extendía a los apellidos Castani, Nigri, Pillari y Rosi, todos muy conocidos en ámbitos mafiosos. Primero, sin embargo, estaban sus familiares directos. Su hijo Giuseppe tomó las riendas de la «ndrina» cuando su padre fue detenido a principios de 1989 –permaneció veinticuatro años entre barrotes– por un secuestro que llevó a cabo en Calabria.
Durante ese largo periodo, Giuseppe no dejó de rendir cuentas a su padre;