«A mis hijos los echan de su casa porque su madre ha rehecho su vida»
La mujer divorciada afectada por el fallo del Supremo no cree que pueda asumir la compra de la vivienda
«Desde fuera se puede pensar “qué morro”», el exmarido «mantiene» al novio de su exmujer, «pero no es así, hay que mirar caso por caso». Así lo asegura la mujer afectada por el pronunciamiento de la semana pasada del Supremo con el que el tribunal sentaba jurisprudencia en los casos de divorcio. El fallo, pionero, dictaba que el progenitor que se queda en la vivienda con los hijos pierde el derecho a su disfrute en el momento en el que entre a vivir a la misma una nueva pareja en casos de divorcio con los bienes en régimen de gananciales. La casa debe venderse o una de las partes debe comprar la mitad del otro.
Desde el anonimato, la mujer afectada cuenta su historia, dolida por «valoraciones injustas» que ha oído en estos últimos días. El matrimonio se acabó hace cinco años, ella obtuvo la custodia de sus dos hijos, entonces de ocho y cinco años, ahora de trece y diez. Él «nunca» aspiró a la custodia compartida que podría haber dado lugar a un régimen distinto, dice, como por ejemplo la fórmula que dicta que los progenitores se turnen en el inmueble y los menores se queden.
El domicilio familiar situado en Valladolid está sujeto a una hipoteca mensual de 425 euros, de los cuales cada padre paga la mitad. Además, él pasa una manutención y «yo me hago cargo de otros muchos gastos», matiza ella. Hasta ahí, todo claro. Los cambios llegan cuando la mujer comienza una nueva relación con un hombre que se ha trasladado a vivir al domicilio y su exmarido solicita no seguir asumiendo esa cuota mensual, a lo cual el Supremo ahora le ha dado la razón. Ante la sentencia, ella, resignada, lamenta que a sus hijos «les han echado de su casa porque su madre ha rehecho su vida». «Es ilógico», dice, mientras explica que él se fue a otra ciudad, se casó y tiene su familia.
Perder patrimonio
A su nueva pareja no le cobra alquiler, pero la afectada deja claro que eso no quiere decir que no contribuya. «Está ayudando en todo momento y entre los dos sacamos el hogar adelante». De hecho, dice, «le tendría que pagar yo a él» por todos los días que se encarga de los pequeños cuando ella tiene que cubrir turnos de tarde, ahorrándose una canguro o una guardería que no está contemplada en el régimen actual de manutención del divorcio.
Más caro
Ahora, explica la mujer, tiene por delante «mucha incertidumbre». Tras la sentencia, la casa se va a tasar y vender. Está sobre la mesa la posibilidad de que ella compre a su exmarido su parte de la casa, ante lo cual señala que, por un lado, no cree que pueda asumirlo económicamente; y por otro, que esa mitad no es sólo suya sino que también «le corresponde a mis hijos». «Van a perder un patrimonio que les estaban dejando sus padres».
Insiste en que sus hijos «se quedan sin su casa porque su padre quiere
Alquiler La progenitora afirma que no cobra a su novio un alquiler: «Tendría que pagarle yo a él por cuidar de los niños»
La ONU volvió ayer a advertir con contundencia de que las opciones para evitar los peores efectos del cambio climático se están reduciendo. Hoy los países deberían triplicar sus objetivos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030. Es la única solución para no superar los 2º C de calentamiento global en 2100, el umbral fijado por la comunidad científica antes de entrar en procesos climáticos irreversibles. Y para no superar los 1,5 grados, los países deberían quintuplicar sus esfuerzos. beneficio económico», pero advierte de que la nueva situación llevará a la petición de una modificación de medidas de la pensión y que ese gasto se tendrá que asumir igualmente «porque tiene que responder del techo de sus hijos».
Si ahora se va de la casa familiar a un alquiler, duda de que el precio baje de los 600 euros mensuales, y asume
Es la conclusión del informe sobre la brecha de emisiones que cada año elabora el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma). Con las estrategias nacionales presentadas, dice, el calentamiento global alcanzará los 3 grados en 2100. Y, advierte: no solo existe una gran diferencia entre las emisiones que se prevén para 2030 y los niveles marcados en el Acuerdo de París (incluso con estrategias para cambiar la movilidad o las fuentes de energía); sino que esa diferencia está aumentando. En concreto, las emisiones globales de gases de efecto que en cualquier caso va a ser más caro que la hipoteca que pagaba junto a su exmarido. Defiende que a su pareja no le correspondería la mitad porque son cuatro.
Cambiar de entorno
Cálculos aparte, «lo que a mí me preocupa es que tengan que salir los niños de su casa, de su habitación de su entorno», explica la mujer. Para que sigan sin cambios, ella «no puede rehacer su vida y darles una estabilidad» porque su pareja, dice, «se está encargando de ellos como si fuera su padre».
«Con esta situación... igual mañana se cansa de todo y yo me quedo sin pareja y mis hijos sin su hogar», lamenta.
Basándose en su historia, concluye que acatará la sentencia del Supremo, pero quiere llamar la atención de cara a un precedente de que todo no es blanco o negro, que cada caso merece una especial atención. invernadero en 2030 podrían ser entre 13.000 millones y 15.000 millones de toneladas por encima del nivel necesario para mantener el calentamiento global debajo de los 2 grados.
«La brecha ha aumentado significativamente en comparación con estimaciones anteriores», dice el texto. El Pnuma recalca que las emisiones han aumentado en 2017 después de tres años estables y que no hay indicios que hagan pensar que alcancen su punto más alto en 2020. La ONU reconoce que la mayoría de los países del G-20 han comenzado a implementar medidas, pero también que sus emisiones no habrán alcanzado su punto máximo en 2030 a menos que haya un rápido aumento de la ambición. Y si no se consigue para entonces, «es muy posible» que el objetivo de no alcanzar los 2 grados «quede fuera de alcance».