«Hace años que colaboramos con distintos Gobiernos y eso se ha roto»
«Fuerte desazón» en el gremios de libreros tras las declaraciones de García Valdés en ABC
La ruptura entre la Dirección General del Libro y la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (Cegal) parece un hecho consumado. Tras varios meses de tira y afloja, con el Sello de Calidad de las Librerías como principal punto de desencuentro, las declaraciones de Olvido García Valdés en ABC el pasado lunes han acabado con la paciencia de los libreros. CEGAL, con su presidente Juancho Pons a la cabeza, reconoce sentir una «fuerte desazón», según ha trasladado a este diario.
En dicha entrevista, la directora general del Libro se mostraba partidaria de «devolver a los creadores su lugar» y se marcaba como objetivo disminuir el papel que la «industria editorial» tiene en el libro, «un arco entre quien escribe y quien lee». Los libreros comparten esa postura y aseguran haber «defendido siempre, el papel de los creadores», por eso no entienden «las declaraciones en las que se contraponen a los autores con el resto de componentes de la cadena del libro».
Con respecto a la «transparencia» que García Valdés echa «de menos» en el «ámbito» de las cifras de venta de libros, los libreros aseguran «no estar de acuerdo». Para ello, se refieren a la creación de la herramienta Librired/Cegal en Red y afirman haber «elaborado informes» para ACE Traductores, el Ministerio de Cultura o la Generalitat.
Pero donde el gremio se muestra más contrariado con García Valdés es en el Sello de Calidad de las Librerías. Los libreros están «sorprendidos» ante su intención de «desvincularse del Sello», como dijo en ABC. «En su primera reunión, nos manifestó su intención de denunciar el convenio que mantiene con la Asociación de Cámaras del Libro. Ahora leemos que opta por un acuerdo de las partes; lógico, pues sólo se puede denunciar un convenio si hay incumplimiento de la otra parte, y no es el caso».
La directora general justificó su desacuerdo con el Sello en que es «una herramienta comercial injusta» y porque «éticamente» el ministerio no puede «marcar las compras de la Administración a un grupo tan restringido». Extremos que CEGAL niega, denunciando, además, que «el Comité de Certificación» –encargado de conceder el Sello– lleva meses pendiente de ser convocado «y hay librerías a la espera».
García Valdés especificaba en ABC que 27 de las librerías que tienen el Sello pertenecen a dos cadenas, una «distinción» que el gremio no entiende. «El criterio que el sector se ha dado es que, de forma más restrictiva, las cadenas de librerías también tienen derecho a optar por este Sello. En Cegal no somos quién para decir qué tamaño debe tener una librería para poder ser del gusto de nadie y no nos atrevemos a demonizar a ningún grupo empresarial, ya sean cadenas de librerías o grupos editoriales». Además, según los libreros, «nunca se pretendió que fuese un criterio excluyente en compra pública». En definitiva, «no se trata de favorecer a unos pocos, mensaje que lanza la directora general, sino de hacer que las librerías tengan un nivel óptimo».
Esperanza
Por último, en cuanto a la defensa que García Valdés hacía de que el ministerio no debe ser una caja pagadora, los libreros afirman estar «plenamente de acuerdo» y recuerdan que «las ayudas al sector no superan el 0,8% de su facturación». Ante la necesidad, planteada por la directora general, de «crear proyectos en los que trabajemos juntos», Cegal lanza un mensaje claro: «Es lo que venimos haciendo desde hace años con Gobiernos de muy distinto color político y ahora parece que se ha frenado». Y rematan: «Quizá haga falta escuchar mucho más al sector, y no tenemos problema en que se le llame sector del libro, industria del libro o cadena de suministro del libro. Estamos dispuestos a explicar nuestros proyectos y estrategias y a escuchar las reticencias y opiniones contrarias, pero para avanzar hace falta voluntad de diálogo».
Eso sí, mientras haya autores y lectura, habrá esperanza, ya que son los dos únicos sujetos del libro que parecen unir a libreros y García Valdés: «Sobre esa base seguro que podemos retomar el diálogo», zanja Cegal. Y ojalá sea así.
Diálogo «Estamos dispuestos a escuchar reticencias, pero para avanzar hace falta voluntad de diálogo»