La Comisión cree que Europa podrá vivir sin petróleo en 2050
Arias Cañete propone una estrategia de «transformación radical» para la UE
La Comisión Europea aprobó ayer una nueva propuesta de estrategia energética contra el cambio climático en la que propone que el conjunto de países comunitarios reduzcan las emisiones contaminantes y el uso de combustibles fósiles hasta en un 80% en 2050, lo que convertiría a la UE en un espacio «climáticamente neutro» en la línea de los compromisos adquiridos en el Acuerdo de París. La propuesta sigue a una iniciativa del Parlamento Europeo, pero aún debe ser considerada por los países para llegar a ser efectiva, lo que puede tardar mucho tiempo y en el mejor de los casos un plan con medidas concretas no estará listo antes de 2020. La presentación coincide con un informe de la ONU que asegura que ninguno de los países de la UE está cumpliendo los objetivos a los que se comprometieron.
El comisario de Energía, Miguel Arias Cañete, responsable de estrategia junto al vicepresidente Maros Sefcovic, matizó el estudio crítico y, al contrario, aseguró que la UE es el entorno donde más se han reducido las emisiones en todo el mundo, aunque también admitió que puede no ser suficiente. El comisario asegura que aunque en 2030 está previsto que se recorten las emisiones en un 35%, «si no cambian las cosas, solo se llegaría al 60% de nuestros compromisos, pero sabemos que con las actuales tecnologías se puede alcanzar la neutralidad climática en 2050». Para el comisario, «no hacer nada no es una opción» y al contrario «si tenemos éxito, otros seguirán. Si no lideramos, nadie más lo hará. Y si nadie actúa, el cambio climático afectará severamente a Europa y al resto del mundo».
Por ello, el Ejecutivo comunitario propone empezar a elaborar un plan de transición que transformará «radicalmente nuestro sistema energético, sector agrícola, modernizará nuestro tejido industrial, nuestros sistemas de transporte y nuestras ciudades, afectando a las actividades de toda la sociedad». Las bases de esta propuesta para 2050 incluyen una reducción de hasta el 70% en la importación de petróleo lo que se calcula que puede suponer hasta dos billones de euros de ahorro que se pueden invertir en el desarrollo de las energías alternativas. «Desde 1990 se ha reducido un 22% las emisiones, un 2% el consumo de energía y sin embargo el PIB ha crecido un 58% lo que demuestra que esta política es buena para la economía».
La nueva política se basa en las energías renovables, no descarta el uso de las nucleares para producir la electricidad necesaria para los vehículos urbanos y ciertos elementos como la biomasa y la captura de CO2 «serán fundamentales». De todos modos, la Comisión reconoce que en 2050 la economía seguirá dependiendo en parte del gas y que siempre habrá sectores que emitan CO2, como el agrícola o el industrial. Por no hablar del transporte aéreo, un sector de extraordinario crecimiento y en el que no existe una tecnología para sustituir al petróleo.